A pesar de la retórica antiimperialista incendiaria del chavismo, el gobierno venezolano fue uno de los grandes financistas de las ceremonias y celebraciones que se llevaron a cabo en enero en Washington con motivo de la llegada de Donald Trump a la presidencia.
El dato, difícil de creer para quienes se guían por los furibundos discursos del presidente Nicolás Maduro, que acusa a Estados Unidos de impulsar un golpe en su contra, es más sencillo de comprender si se tiene en cuenta que Estados Unidos nunca dejó de ser el principal comprador de petróleo venezolano, última y única base de sustentación del cada vez más débil régimen chavista.
Este semana, el comité organizador de la asunción de Trump -que incluyó actividades y fiestas que se llevaron acabo en la capital estadounidense antes y después de la ceremonia del 20 de enero en el Capitolio- dio a conocer la lista de donantes individuales y corporativos.
Entre ellos, apareció la petrolera CITGO, subsidiaria estadounidense de la estatal venezolana Petroleos de Venezuela (PDVSA), que aportó la suma de 500 mil dólares.
El Estado venezolano compró el 50 por ciento de CITGO en 1986 y la otra mitad en 1990, por lo que desde entonces es el único controlante de la compañía petrolera que posee 3 refinerías y unas 6 mil estaciones de servicio en Estados Unidos.
En primer lugar de la lista de donantes, figura el magnate de los casinos Sheldon Adelson, que con 5 millones de dólares realizó la mayor contribución individual a una ceremonia de toma de posesión de la historia.
Diversos industriales carboníferos y petroleros también se ubicaron entre los principales aportantes. La lista también incluye a grandes compañías como Coca-Cola, Microsoft, Intel, Google y Bank of America, contribuyentes habituales de todas las ceremonias de asunción.
El reporte oficial del comité indica que la recaudación total ascendió a 107 millones de dólares.