La incursión el fin de semana de un destructor estadounidense en aguas del mar de China Meridional, cerca de una isla disputada por China, generó una dura respuesta de Pekín.
China acusó a Estados Unidos de una provocación «militar y política» y envió sus propios buques militares y aviones de combate a la zona.
El destructor estadounidense USS Stethem navegó a una distancia menor a 12 millas náuticas de la pequeña isla Tritón, que China reclama.
Washington, por su parte, afirmó que la incursión fue un ejercicio «para demostrar la vigencia de la libertad de navegación».
La incursión se suma a una larga lista de «operaciones de libertad de navegación» que EE.UU. viene realizando desde hace décadas, no sólo en Asia.
Desde octubre de 2015 a septiembre de 2016, Washington realizó operaciones de ese tipo en más de 20 países, según datos del Pentágono, y la lista incluye a Brasil y Venezuela.
El objetivo, según el gobierno estadounidense, es desafiar «demandas excesivas de países sobre los océanos y el espacio aéreo del planeta».
¿En qué argumentos basa EE.UU. su derecho a estas incursiones? ¿Y cuál es el riesgo de que escalen en una seria confrontación internacional?
«Pasaje inocente»
«El programa de operaciones de libertad de navegación, conocidas por sus siglas en inglés como Fonops (por Freedom of Navigation Operations), surgió en 1979», explicó a BBC Mundo el analista británico Bill Hayton, autor del libro «El mar de China meridional: la lucha de poder en Asia».
Washington asegura que sus acciones se basan en la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, conocida como CDM o Convemar.
La convención permite a cualquier buque el derecho de «pasaje inocente» por aguas de otros países y no distingue entre buques militares o civiles.
«El derecho de pasaje inocente es incluso más antiguo que la convención. La idea es que un buque militar debe tener derecho de pasar por aguas territoriales siempre que no tenga su sistema de armamento activo y no realice operaciones militares», explicó Hayton, experto en Asia del Real Instituto de Asuntos Internacionales, un centro de estudios basado en Londres.
La relación de Trump y Xi empezó con buen pie con su encuentro en Florida.
«Por ejemplo, si un portaaviones ruso quiere atravesar el Canal de la Mancha, esta vía es tan estrecha que en algún momento incursionará en aguas de Francia o Reino Unido. El derecho de pasaje inocente es usado por buques militares en todo el mundo».
Brasil y Venezuela
El programa de Fonops nació en el contexto de la Guerra Fría.
«En esa época, Rusia intentaba impedir la navegación de la Armada estadounidense en ciertas zonas. Además, la Convención de la ONU estaba siendo negociada y algunos países intentaban extender su control a cientos de millas de su costa», explicó Hayton.
Finalmente se acordó que las aguas territoriales de un país se extienden a 12 millas náuticas, y más allá se reconoce una zona económica exclusiva que llega a 200 millas, en las que el país costero tiene derechos de explotación de pesca, hidrocarburos y otros recursos.
Algunos países exigen un permiso previo para el pasaje inocente de buques militares incluso por su zona económica exclusiva, algo que según Estados Unidos viola la convención de la ONU.
Los operativos de libertad de navegación contra Brasil y Venezuela tuvieron que ver precisamente con la zona económica exclusiva de esos países.
En el caso de Brasil, el Departamento de Defensa en Washington cita como motivo del fonop la política de ese país de «exigir consentimiento previo para ejercicios militares o maniobras en su zona económica exclusiva».
En el caso de Venezuela, el documento justifica el operativo por la política de ese país de requerir «permiso previo para sobrevolar su zona económica exclusiva».
El Departamento de Defensa no aclara en qué consistieron las operaciones. Sólo cita la lista de países cuyos «reclamos marítimos excesivos» fueron «desafiados por operaciones y actividades del Departamento de Defensa».
Entre 2015 y 2016 Estados Unidos realizó operaciones de libertad de navegación también en India, Indonesia, Irán, Italia, Japón, Taiwán y Filipinas, entre otros países.
Según el Departamento de Estado, el programa funciona en tres niveles: a través de representaciones diplomáticas, de operaciones reivindicativas realizadas por unidades militares estadounidenses y del diálogo bilateral y multilateral con otros gobiernos.
«Los derechos pueden perderse»
Aunque Estados Unidos basa sus acciones en la Convención de la ONU, que sí firmó, el Senado en Washington no ha ratificado el tratado.
«Algunos senadores se oponen a algunos puntos, como la creación de una autoridad internacional para regular la actividad económica en el fondo del mar», explicó Hayton.
La falta de ratificación no impide, sin embargo, que Washington cite la convención como el argumento de sus operaciones.
¿Por qué insiste EE.UU. en estas incursiones?
En derecho internacional la práctica de los Estados puede tener consecuencias cruciales.
«Si Washington no afirma en forma consistente sus derechos marítimos bajo la ley internacional, esos derechos pueden perderse con el tiempo», asegura la analista Lyunn Kuok, en un estudio de los Fonops realizado en 2016 para el Centro de Estudios sobre Asia Oriental del Brookings Institution en Washington.
«La Convención de Viena sobre Tratados afirma que la práctica subsecuente debe tomarse en cuenta al interpretar tratados internacionales», aregó Kuok.
¿Confrontación?
Bill Hayton no cree que las operaciones de libertad de navegación generen en este momento un riesgo serio de confrontación internacional, a menos que Pekín deliberadamente decida escalar una disputa.
«A pesar del ritual de las respuestas chinas a cada operación estamos viendo que Pekín comienza a entender que la incursión no busca cuestionar el derecho que reclama sobre determinadas islas, sino las reglas que impone sobre navegación», señaló Hayton a BBC Mundo.
Lo que Estados Unidos cuestiona en la acción de Pekín de trazar un línea imaginaria que pasa por las islas disputadas, considerando el mar demarcado de esa forma aguas internas.
Y China misma está haciendo uso del derecho a la libertad de navegación. En 2015, cinco buques chinos de guerra navegaron a menos de 12 millas náuticas de las Islas Aleutianas, que en su mayoría son parte de Alaska.
«Poderío global»
Para Haye, todas las naciones se benefician en teoría de la libertad de navegación y de asegurar «que en el futuro los países no impongan en forma arbitraria restricciones o impuestos a la navegación de buques militares o civiles».
Pero en última instancia, las operaciones tienen que ver «con el poderío global de Estados Unidos».
Para el analista británico, «el poder de Washington en el mundo depende de su libertad para navegar donde quiera, de que sus portaaviones y otros buques puedan entrar al mar de la China Meridional, al Canal de la Mancha o al Canal de Panamá».
«Si no pudiera navegar con esa libertad, Estados Unidos perdería poder en el mundo como una fuerza militar».