Zervos presentó la demanda el año pasado y este marzo una juez del Tribunal Supremo de Nueva York la admitió a trámite, a pesar de la oposición de los abogados de Trump, que defendían que una corte estatal no tiene jurisdicción para un presidente en ejercicio de su cargo. «Nadie está por encima de la ley», dictó la juez, según recoge ABC.
El requerimiento judicial de los abogados de Zervos exige que Metro-Goldwyn-Mayer, que posee los archivos de «El aprendiz», entregue los documentos, grabaciones y sonidos en los que aparezca su defendida o en los que Trump hable de ella. También todos en los que Trump hable de mujeres de una forma «sexual o inapropiada». Al hotel de Beverly Hills le pide los registros sobre las estancias de Trump entre 2005 y 2009.
El material, sobre todo las grabaciones del «reality», podría ser explosivo. La agencia Associated Press ya publicó una información en la que más de veinte exconcursantes y miembros del equipo de «El aprendiz» aseguraban que Trump utilizaba lenguaje vulgar, despreciativo y sexista en los rodajes y que señalaba a las participantes con las que deseaba relaciones sexuales. Associated Press exigió las grabaciones a la productora, pero esta se excusó con que eso significaría romper sus obligaciones contractuales. En sede judicial, podría estar obligada a entregarlos.
Los abogados de Zervos buscan interrogar a Trump bajo juramento. Piden una compensación de 3.000 dólares y una disculpa por parte del presidente. El daño para Trump, sin embargo, sería mucho mayor, en una presidencia ya agitada por problemas judiciales y otros escándalos. Los abogados de Trump alegan que lo que dijo el presidente sobre Zervos fueron «opiniones no difamatorias».
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