De maestra rural a líder del sindicato más grande de América Latina
El mismo día que Andrés Manuel López Obrador recibió su constancia como presidente electo, también salió de la cárcel una mujer que en su momento fue la más poderosa y ha sido la más odiada y temida de la política en México.
Es Elba Esther Gordillo, a quien llaman en México -más con temor que con respeto- «La Maestra». Una mujer que durante 23 años mantuvo el dominio del oficialista Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el más grande de América Latina con casi 1,7 millones de maestros agremiados en todo el país.
Como subraya Elia Baltazar en ‘Infobae’, una fuerza política lo suficiente grande y poderosa, que «La Maestra» supo utilizar como moneda de cambio con gobiernos y presidentes, y ofrecer como apoyo a candidatos, incluido López Obrador en su momento.
Esa mujer, que hasta el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) parecía intocable, cayó en desgracia hundida por el gobierno de Enrique Peña Nieto, el presidente de un partido -el PRI- en el que ella había militado durante 46 años y en el que llegó a ser incluso su secretaria general, el segundo cargo más importante en la estructura.
Acusada de los delitos de crimen organizado, lavado de dinero, operaciones con recursos de procedencia ilícita y defraudación fiscal, Gordillo fue detenida por elementos de la Procuraduría General de la República, el 26 de febrero de 2013, al bajar de su avión privado en el aeropuerto de la ciudad de Toluca, en el Estado de México, procedente de San Diego, California.
Durante 5 años y medio, «La Maestra» estuvo tras las rejas primero, después bajo custodia en un hospital y, desde el año pasado en prisión domiciliaria por razones de salud y edad. A sus 72 años, la ley le ofrecía ese beneficio que reclamó desde 2015 y le negaron en 5 ocasiones.
Hoy, ya en completa libertad, ha prometido ofrecer su versión de los hechos este lunes 20 de agosto, cuando arranca el ciclo escolar de educación primaria 2018-2019 en México, nada menos.
«Habré de convocar a los medios de comunicación que tengan interés en conocer mi opinión y posición sobre los sucesos», escribió en una carta que leyó su abogado Marco Antonio del Toro, al recuperar su libertad, libre de todo cargo.
De Elba Esther Gordillo se dice lo mismo que nació en la Ciudad de México que en Comitán, Chiapas, en 1945. En cualquier caso, en aquella ciudad del sureste mexicano comenzó su carrera magisterial a los 15 años, como profesora de alfabetización y mesera al mismo tiempo.
De ella, el periodista Ricardo Raphael, autor del libro Los socios de Elba Esther, escribió: «…arrancó la vida en la pobreza para luego convertirse en la figura más temida del sistema político mexicano: tema de seguridad nacional».
Ni más ni menos.
De la mano de su primer marido, Arturo Montelongo, se involucró en la vida sindical del magisterio. Aunque él murió un año después de su matrimonio, Gordillo siguió con una intensa actividad en su gremio, que en los años 70 la llevaron a ocupar importantes posiciones, apoyada por el entonces dirigente Carlos Jongitud Barrios, su antecesor como secretario general del SNTE.
Jongitud fue de hecho la mano que delineó los primeros rasgos de la carrera sindical y política de Gordillo. De él heredó de ese particular estilo «charro» de liderazgo que imperó en los sindicatos allegados al gobierno, es decir, aquellos que abrevaron del poder y se sometieron a este aun en contra de los intereses de los trabajadores.
Gracias a Jongitud, en 1973 fue nombrada delegada sindical del SNTE en Ciudad Nezahuálcoyotl y para 1977 se convirtió en la primera mujer en asumir el cargo de secretaria general de la sección 36 en la zona metropolitana del Valle de México.
Como ocurría entonces, sus servicios fueron premiados por el PRI con una diputación federal en 1979.
A partir de ese año, a su capital sindical comenzó a sumar poder político, hasta lograr el apoyo del ex presidente Carlos Salinas de Gortari para desbancar a su «tutor» Jongitud y convertirse ella en la líder sindical de los maestros en 1989.
Desde entonces, Elba Esther Gordillo ha sido la personificación de la corrupción, el «charrismo», la impunidad, el clientelismo político, el autoritarismo y la ostentación, dicen de ella los periodistas Arturo Cano y Alberto Aguirre, autores de la biografía Doña Perpetua.
Poder y lujo
En los siguientes años, Gordillo no hizo más que acumular poder y dinero. Como lideresa del SNTE y, también, como militante del oficialista PRI, donde escaló progresivamente posiciones y ganó influencia.
Además de ocupar tres veces una curul como diputada federal por el PRI y una como senadora de ese partido, Elba Ester se convirtió en secretaria general y desde esa segunda posición disputó la presidencia nacional.
Perdió, renunció en 2006, fundó su propio Partido Nueva Alianza – dirigido por su familia- y estrecho amistad con los presidentes panistas Vicente Fox y Felipe Calderón. A cambio estos colocaron a gente cercana a ella en dependencias gubernamentales. Parecía que «La Maestra», lejos de perder terreno, extendía su dominio.
También acumulaba riqueza de manera inexplicable. Según la Secretaría de Educación Pública (SEP), en 2012 Gordillo tenía un salario 31.000 pesos mensuales (unos 1.600 dólares). Pero las cuentas no salían a la hora de hacer sumas y restas con sus gustos.
Clienta frecuente en tiendas de marca como Channel, Prada, Escada, Louis Vuitton, Hermés, Cartier, St. John y Diane Von Fürstenberg, «La Maestra» solía visitar los lujosos aparadores de la Ciudad de México, San Diego y París.
La revista de celebridades Quién incluso hizo un ejercicio para sumar el costo de las prendas que en un solo día vestía la maestra: más de 100.000 pesos (unos 5.260 dólares) en ropa y accesorios.
Su ostentación y gustos caros estaban a la vista. A su «outfit» se sumaban propiedades en la Ciudad de México y Estados Unidos, automóviles de lujo, viajes, cirugías plásticas y sus anecdóticas consultas a brujos y hechiceros que la mantenían en la mirada pública.
En su libro Los brujos del poder, el periodista José Gil asegura que Elba Esther llegó a viajar hasta Nigeria para controlar al ex presidente Ernesto Zedillo, con el que no tenía una buena relación, a través de un ritual vudú con un león. Así las andanzas de «La Maestra».
Su fortuna, de acuerdo con la investigación de la PGR, tenía un origen: las cuotas de los maestros.
El monto de estas aportaciones nunca fue público, pero el ex canciller Jorge Castañeda, también analista político, escribió en julio de 2011, en su columna del periódico Reforma, que la fortuna de su amiga Gordillo podía ascender a 10 millones de dólares mensuales, aproximadamente.
Para sus incondicionales también había riqueza. En 2008, «La Maestra» de nuevo despertó la atención pública al regalar 59 camionetas Hummer, con un valor de más de 500 mil pesos (26.300 dólares, aproximadamente) a los líderes seccionales del magisterio. La indignación fue tal que tuvo que disculparse, rifar los vehículos y donar el dinero.
Todavía antes de su detención dejó en el papel un proyecto «faraónico» para su sindicato: la construcción de la «Ciudad de la Innovación» en un predio de cuatro hectáreas en la delegación Cuajimalpa de la Ciudad de México. El costo nunca se reveló.
La vuelta al escenario
Apenas unos días antes de su detención, «La Maestra» estuvo en su último acto público -hasta ahora- frente a los maestros. En esa ocasión la acompañaba la sección 36 del SNTE y su relevo al frente de la dirigencia, Juan Díaz de la Torre.
Era el 6 de febrero, día de su cumpleaños, y en el presídium estaba acompañada del entonces gobernador del Estado de México, el priista Eruviel Ávila.
Durante su discurso, Elba Esther levantó el puño y la voz: «Ni amenazas, ni nada me van a intimidar. Para morir nací. Quiero morir con un epitafio: Aquí yace una guerrera, que como guerrera murió».
A los 20 días, los elementos de la PGR la esperaban en el aeropuerto de Toluca para su detención, acusada de desviar por lo menos 2.000 millones de pesos de los trabajadores de la educación a varias cuentas privadas (unos 105 millones de dólares), entre otros delitos.
Pero la «guerrera» Elba Esther Gordillo volvió. Al cabo del sexenio que la hundió, está de vuelta y con su sola libertad ya comenzó a enturbiar las aguas de la política y la vida interna del sindicato magisterial.
El pasado 15 a agosto, un grupo disidente autodenominado «Maestros por México» reclamó su regreso a la secretaría general del SNTE y desconoció a su actual líder, Juan Díaz de la Torre.
Ricardo Raphael, autor del libro Los socios de Elba Esther, no descarta que «La Maestra» pueda recuperar la dirigencia y hasta regresar «a tambor batiente».
Esta seguro de que Gordillo fue encerrada «por motivos políticos» y que «lo jurídico nunca estuvo como variable en esta historia». En realidad, dice, «el gobierno consideró que había que removerla de la dirigencia del SNTE si se quería que procedería la reforma educativa».
En la escena de la transición, no fueron pocos los que especularon acerca de la coincidencia que la hizo lograr su libertad el mismo día que López Obrador recibió su constancia como presidente electo.
Ya hubo pacto: interpretaron algunas columnas políticas y usuarios de redes sociales, donde la noticia se esparció hasta convertirse en Trending Topic.
Frente a estas reacciones, el periodista Arturo Cano, coautor del libro Doña Perpetua, es franco al asegurar que esta coincidencia será uno de los grandes misterios de la política nacional.
«Evidentemente no es algo que favoreciera a Lopez Obrador, pues la noticia de su entrega de constancia compartió espacio en todas portadas en los diarios con la puesta en libertad de Elba Esther Gordillo», dijo.
De lado del equipo del presidente electo hubo mesura: fue una decisión judicial que respetamos, dijo más de uno.
Sólo Olga Sánchez Cordero, ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y próxima titular de la Secretaría de Gobernación, dijo con seguridad que las pruebas en contra de «La Maestra» eran débiles. «Creo que sí se merecía esta liberación», dijo.
Como ministra, había conocido el expediente del caso, porque la defensa quería que la SCJN desahogara el tema, y desde su punto de vista la acusación era endeble.
De modo que, contra todos los pronósticos que en 2013 auguraron su «muerte política», Gordillo ha vuelto. Y lo hace en el momento en que el próximo gobierno promueve «el perdón» y promete que no habrá venganzas ni persecuciones políticas.
El momento, pues, es ideal para el regreso de «La Maestra» -si acaso alguna vez se ha ido.