Víctima de Maduro

«Me despertaba cada noche pensando que me tumbarían la puerta para una segunda ronda de torturas»

ESTREMECEDORES TESTIMONIOS DE CUATRO VENEZOLANOS EN UN ACTO ORGANIZADO POR CITIZENGO

"Me despertaba cada noche pensando que me tumbarían la puerta para una segunda ronda de torturas"
Carleth Morales, Patricia Carrera, Araminta González y Carlos Moreno, víctimas de la represión en la Venezuela chavista. EP

«Me despertaba cada noche pensando que me tumbarían la puerta para una segunda ronda de torturas».

Estas palabras han sido pronunciadas este lunes en Madrid por una víctima del régimen chavista de Nicolás Maduro en el transcurso de la conferencia ‘Venezuela se muere’ organizada por la plataforma internacional CitizenGO con el objetivo de forzar al Gobierno venezolano a aceptar la creación de un corredor humanitario para asegurar la entrada de medicamentos y material sanitario básico para la supervivencia de la población.

En el acto celebrado en la sede de CitizenGO en Madrid han intervenido cuatro víctimas del régimen de Nicolás Maduro que han conmovido a los asistentes con sus estremecedores testimonios.

La primera en hablar ha sido la periodista Carleth Morales, autora del libro ‘26 crímenes y una crónica. Quién mató a la resistencia en Venezuela’. Este trabajo de investigación le ha permitido estar en contacto directo con los familiares de las víctimas mortales de las protestas de 2017.

Por este motivo, Morales ha denunciado las constantes violaciones de los derechos humanos en el país y ha detallado cómo les mataron y cómo el Gobierno ha seguido vulnerando «las libertades fundamentales de sus familiares, aplazando audiencias, paralizando expedientes».

La periodista considera «que todos los escenarios son importantes para guardar la memoria de los jóvenes caídos pero, sobre todo, llamar la atención de la comunidad internacional».

Y ha apelado a la ONU, a la Organización de Estados Americanos (OEA), al Parlamento Europeo y a la Corte Penal Internacional «para que, más que pronunciamientos, apliquen los protocolos internacionales establecidos y firmados por el Estado venezolano sobre violación de los derechos humanos, tan necesario para el restablecimiento de la democracia en el país».

A continuación ha expuesto su experiencia la abogada venezolana y activista por los derechos humanos, Patricia Carrera, quien, al hilo de lo que sucede en el país, ha reivindicado la modernización universal de determinados conceptos en defensa de los derechos humanos.

Carrera ha afirmado que «los derechos del hombre tienen que estar siempre por encima del derecho del Estado». Y ha detallado:

«Las cifras de violencia, hambre y crímenes de lesa humanidad en regímenes dominados por el autoritarismo, conllevan necesariamente a una revisión exhaustiva de los conceptos de soberanía y no intervención, plasmados en la Carta de las Naciones Unidas y demás tratados universales, de tal forma que impidan a los dictadores continuar violando los derechos humanos sin mayores consecuencias que lamentar».

La tercera intervención ha estado a cargo de Araminta González, técnico en procesos químicos, que fue torturada por participar en las protestas contra el Gobierno de Nicolás Maduro, ha destacado que lo «único positivo» de haber estado presa, es «conocer de primera mano todas las violaciones a los derechos humanos que se llevan a cabo».

González ha denunciado lo duro que es el día a día en una cárcel. «Me despertaba todas las noches pensando que me iban a tumbar la puerta para una segunda ronda de torturas. Después de salir de la cárcel no pude hacer una vida normal»

Para esta venezolana, «la dictadura en Venezuela, sin encontrarse en conflicto bélico, tiene las cifras más elevadas de muertes anuales, por hambre, salud, inseguridad y represión».

Y ha añadido:

«Para terminar, expondría el alto costo de las medicinas en comparación con el sueldo mínimo, las patologías más críticas sin tratamiento y la necesidad de adquirirlas en el exterior por la ausencia de producción de medicinas por falta de materia prima».

González, además, ha denunciado «lo que callan los medios de Venezuela: cifras de privados de libertad -políticos y no políticos-, de sus enfermedades, torturas, discriminación a la atención sanitaria y algunos casos importantes de torturas y asesinatos por la represión, como actos de control social».

Para concluir, Araminta González ha concluido

: «El objetivo de dar mi testimonio es acabar con la tortura y con la persecución que sufre Venezuela».

El último en hablar ha sido el de Carlos Moreno, periodista venezolano y hermano de Paúl Moreno, un ‘casco verde’ (voluntarios de primeros auxilios) asesinado en una manifestación.

Moreno ha emocionado a los presentes con este relato: «La muerte de Paúl Moreno Camacho, el brigadista Cruz Verde de la Universidad del Zulia, es, junto con los más de 157 asesinatos ocurridos en 2017, otra de las muestras del imperio de la impunidad en Venezuela». Y ha agregado: «La muerte de mi hermano para mi es un dolor indescriptible y para mis padres es un dolor mortal. Impresiona que el régimen se rió de nosotras a la cara».

Además, el periodista ha denunciado que «las familias de los jóvenes asesinados a manos de fuerzas del Estado, de grupos armados amparados por el régimen, y otros protegidos por el chavismo, viven, después del primer año de las tragedias, luchando contra una segunda muerte, la de la injusticia y la libertad plena de los autores materiales e intelectuales de los asesinatos».

Moreno ha puesto el ejemplo de su propia familia, que, además de perder a un miembro ha tenido, como muchos otros padres y hermanos de asesinados, «que enfrentarse a tribunales comprados, a sentencias escandalosamente viciadas, jueces torcidos y la muy segura decisión de exculpar completamente al homicida de Paúl Moreno, tan sólo por pertenecer a una familia aliada del chavismo y capaz de corromper a un tribunal».

«Contra eso nos enfrentamos cada día desde la dolorosa despedida de mi hermano, pero hemos optado por convertirnos en puente humanitario para Venezuela para hacer honor a su memoria y su sueño de reconstruir el país».

Por su parte, el director de Campañas Globales de CitizenGO, Javier Villamor, ha explicado el acto en estos términos:

«Hemos invitado a representantes de la sociedad civil, testigos de excepción cuyas voces sirven para ilustrar la realidad de un país que es utilizado por unos y por otros en la esfera internacional para sus intereses pese al sufrimiento de la población que ve, poco a poco, como su llama se está apagando por la escasez de alimentos y medicamentos».

Nicolás Maduro, responsable

Villamor también ha explicado que este acto forma parte de la campaña ‘Venezuela se muere por la falta de medicinas y material sanitario’ que está desarrollando CitizenGO en varios países y que se propone lograr «que los organismos internacionales, y en especial a la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), intercedan para forzar al régimen chavista de Maduro a aceptar la creación de un corredor humanitario con el objetivo de asegurar la entrada de medicamentos y material sanitario básico para la supervivencia de la población».

Otra de las iniciativas de CitizenGO en esta campaña es la petición ciudadana dirigida al secretario general adjunto de la OCAH, Mark Lowcock, y al director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus para que actúen ante lo que está ocurriendo en Venezuela. Esta acción cuenta, hasta ahora, con el apoyo de más de 96.000 ciudadanos de numerosos países, puede verse aquí.

En el texto, personas de diferentes lugares del mundo explican a los dirigentes de los organismos internacionales que «la práctica total escasez de medicinas y material sanitario en los hospitales, junto a la dificultad de acceso a tratamientos para enfermedades como el cáncer o el sida, está condenando a la población de Venezuela a una muerte lenta y dolorosa» y señalan como responsable de esta situación a Nicolás Maduro, quien se niega a aceptar la ayuda internacional para que, al menos, los enfermos de mayor gravedad puedan ser atendidos y reciban los tratamientos que necesitan».

Víctimas del régimen chavista

La conferencia ‘Venezuela se muere’ ha reunido a cuatro víctimas del régimen chavista. Araminta González, que en 2014, trabajaba en un laboratorio farmacéutico y proporcionaba medicamentos y alimentos a las personas que se manifestaban contra el régimen de Maduro, fue detenida a punto de pistola junto a un amigo mientras tomaba café en Caracas.

Después fue trasladada al Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF), una prisión para mujeres donde intentaron adoctrinarla. González necesitó recibir tratamiento tras la dura experiencia vivida.

Por su parte, Patricia Carrera se vio obligada a abandonar Venezuela por su oposición al Gobierno de Nicolás Maduro. Posteriormente caminó desde la catedral de León a la sede del Parlamento Europeo en Madrid para denunciar lo que está ocurriendo en su país natal.

Carleth Morales, quien trabajó durante más de cinco años como periodista en diversos medios de comunicación e instituciones en Venezuela, emigró a Madrid huyendo de la persecución. Hoy es fundadora y presidenta de la Asociación de periodistas venezolanos en España ‘Venezuelan Press’ y se ha convertido en un referente para los comunicadores de ese país que no se someten a los dictados del régimen chavista.

Carlos Moreno sufrió en su propia familia la represión con la muerte de su hermano, quien, mientras cursaba el último año de Medicina en la Universidad del Zulia, auxiliaba voluntariamente a los heridos durante los actos de protesta contra el régimen de Maduro.

En mayo de 2017, durante el transcurso de una manifestación, fue arrollado por una camioneta y murió horas después en el Hospital venezolano Adolfo Pons.

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