Los venezolanos se van quedando sin opciones para derrocar la dictadura de Nicolás Maduro. Para el expresidente del Consejo de Seguridad de la ONU, Diego Arria, quedan dos caminos posibles: Estados Unidos o las Fuerzas Armadas de Venezuela. De ahí, que descarte la viabilidad de la común propuesta de José Luís Rodríguez Zapatero: diálogo entre Gobierno y oposición, la misma que se ha venido promoviendo por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores del actual Gobierno de Pedro Sánchez.
«A pesar de que la línea del diálogo es fundamental para la diplomacia, España está cometiendo con Venezuela el mismo error que tuvo durante la guerra en Yugoslavia, cuando apoyó los intereses de Francia y Reino Unido en contra de la necesidad inmediata de una intervención para garantizar la supervivencia de los serbios», destaca Arria a Periodista Digital, quien representó a Venezuela en el Consejo de Seguridad de la ONU junto a España durante los años del conflicto bélico.
En este sentido, destaca que «el diálogo no es viable cuando un bando está asesinando a otro, con un poder legislativo secuestrado por un narcoestado y sin una oposición articulada». Consciente de que las necesidades para la supervivencia de la población venezolana son otras, así como el riesgo que supone un apoyo tácito del Gobierno del PSOE a Nicolás Maduro, el diplomático buscará negociar con el ministro Josep Borrell una postura más acorde a los retos reales del país latinoamericano. (Diego Arria: «Muy alarmante que el ministro Borrell no denuncie los crímenes del narcoestado que dirige Maduro»)
«Con Borrell estoy interesado en tocar un punto fundamental: la unión de España a la demanda en la Corte Penal Internacional contra el Gobierno de Venezuela. Es cierto que Borrell ya aseguró que España no se sumará a la denuncia por su efecto negativo sobre las investigaciones preliminares realizadas por la Corte. Sin embargo, esa es una afirmación que parte del desconocimiento o de las excusas», ha puntualizado Arrias.
Zapatero y la política del olvido
Para Arria, «España ha perdido, con su actual gobierno, el peso que tradicionalmente demostraba en materia de América Latina dentro del escenario europeo». En este sentido, asegura que «mientras los gobiernos de Felipe González, José María Aznar o Mariano Rajoy fueron consultados por la UE en crisis de la región latinoamericana, en la actualidad el liderazgo ha recaído en naciones como Francia, que fue la primera nación europea en denunciar ante la Corte Penal Internacional los crímenes del régimen venezolano».
La postura internacional de José Luís Rodríguez Zapatero no ha ayudado a mejorar la situación del actual gobierno español, «aunque más preocupante de lo que diga o haga Zapatero es, en realidad, el grupo de personas que le han activado en Venezuela«. En este sentido, hace referencia a los partidos asociados a la Internacional Socialista.
«No sé cuántas personas más deben morir o emigrar para demostrar el secuestro de la democracia en Venezuela«, sentencia Arria.
La nueva Venezuela
El escenario más viable que considera Arria para un cambio en el escenario político de Venezuela es la presión económica y política que pueda ejercer Estados Unidos. Un empujón para que el sistema, ya maltrecho tras años de Socialismo del Siglo XXI, termine de derrumbarse. (Diego Arria desvela todos los detalles del caso Venezuela ante el Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas)
«Todas las presiones que puedan ejercer otros países u organizaciones ayudan a la causa, pero el papel de Estados Unidos y de las Fuerzas Armadas será crucial. Las personas se pueden olvidar de una invasión al estilo de las películas o de años anteriores, eso ya no existe. El único camino que queda es la ‘persuasión fuerte’, donde se deja en jaque a una dictadura que necesita del poder para proteger los vínculos con el negocio de las drogas, el terrorismo y la corrupción».
Lejos de considerar que un proceso de transición lento beneficiará a la integración social, Arria prevé que «se requerirá de al menos una generación para revertir los daños generados por el chavismo. No se puede esperar que el proceso de reconversión sea lento y pausado. Hay que estar preparados para tomar decisiones en temas clave, como son: la presencia de los cubanos en las altas esferas del poder o la corrupción de los sistemas de justicia«, sentencia.