EL Banco Mundial y el Gobierno de Colombia pasaron este 2 de noviembre de 2018 a limpio las cifras estremecedoras del éxodo que el chavismo está provocando en Venezuela, de donde más de dos millones de personas (1,2 millones a tierras colombianas) han huido de la miseria y la aniquilación de los derechos y las libertades que el dictador Nicolás Maduro lleva a cabo con el diestro pilotaje del régimen comunista de La Habana (Ciudadanos: «España no hace nada por los venezolanos porque lo pide Iglesias o por encubrir a Zapatero»).
Lejos están los datos que este viernes ofrecieron el presidente colombiano, Iván Duque, y el representante del Banco Mundial de la versión de parte, absolutamente vergonzosa, que sostiene, por ejemplo, José Luis Rodríguez Zapatero (El Estado mafioso del dictador Nicolás Maduro).
El expresidente del Gobierno está realizando un papel lamentable en esta crisis, a favor siempre del régimen bolivariano y en contra de los venezolanos de a pie, esos que huyen por millones hacia otros países de la región cansados de la pobreza o de la persecución política, evidencia hace unas fechas con la muerte del opositor Fernando Albán, arrojado por la ventana en dependencias de la policía política de Maduro.
El presidente de Colombia vino a desmentir ayer, por ejemplo, a Zapatero que afirmó que la culpa del éxodo se debe «a las sanciones impuestas por Estados Unidos», corroborada días después por el propio Pedro Sánchez, aquel que, al ser preguntado hasta cuatro veces en su gira iberoamericana, fue incapaz de calificar de «dictadura» el sistema represivo montado por Maduro.
Las cifras hablan por sí solas: 12.000 detenciones arbitrarias, 300 casos de tortura acreditados, un millar de presos políticos…
La comunidad internacional no debe abandonar a su mala suerte a los venezolanos, ni cronificar esa especie de desinterés con el que asiste al hundimiento de toda una nación en manos de un cacique que ha hecho de su permanencia en el poder su único objetivo.