ANÁLISIS

Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Gabriel Rufián y otros nostálgicos de Franco

Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Gabriel Rufián y otros nostálgicos de Franco
Rufian, Sánchez, Iglesias y otros nostálgicos de Franco. EP

España vive momificada desde que los copresidentes, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias -tanto monta, monta tanto-, se han hecho cargo del país (Pérez-Reverte le escupe a Sánchez la verdad sobre Franco: «Nos importa un carajo»).

La izquierda patria está cada vez más podemizada -Sánchez incluido- y menos socialista, obrera y española, que sería lo óptimo para nuestra Monarquía parlamentaria (Inda se cachondea de la obsesión de Maestre con Franco y los franquistas: «Hay que mirar adelante, ¡que te va a dar tortícolis!»).

Una izquierda que trata de convertir a Franco en su mejor aliado. Paradojas de la política o, como diría el propio Pablo Iglesias, «cabalgar contradicciones» («Tus enemigos no te olvidan»: la esquela de Franco publicada en Twitter por Luis Alfonso de Borbón).

No obstante, esas contradicciones son muy perniciosas para nuestro país. Mientras Sánchez y su Gobierno traen al presente un dictador que lleva muerto 43 años, son incapaces de encontrar un solo hueco en su agenda para reunirse con los opositores durante su visita a la dictadura cubana (La demoledora carta de los devotos de Franco a los obispos para pedir su beatificación ).

Otro grave error en la política internacional de Sánchez que, si bien se caracteriza por recorrer kilómetros alrededor del mundo con llamativa profusión, está quedando en evidencia en los asuntos más importantes que incumben a España más allá de nuestras fronteras (Franco, hasta en la sopa: la ‘agenda setting’ de laSexta machaca a los españoles con un problema enterrado hace 40 años).

A la muy cuestionable actuación en Cuba, hay que añadir el ridículo en todo lo relacionado con Gibraltar. España ha llegado tarde y mal a la hora de asegurarse la posibilidad de un veto con respecto al Peñón una vez se consume el acuerdo sobre el Brexit y Reino Unido salga de la estructura comunitaria.

Una desatención alarmante que extiende una sombra de incredulidad sobre los trabajadores españoles en la zona. Sin embargo, Podemos y los sindicatos callan ante la evidencia e intentan hacer caja electoral con Franco.

De ahí que hayan convocado una manifestación en La Almudena para el próximo 1 de diciembre con el objetivo de evitar que se entierre allí al dictador una vez sea exhumado.

Da igual que los índices económicos frenen con preocupante rapidez tras años de sólido avance. No importa que el problema del paro vuelva a ser un tema recurrente en las conversaciones de los ciudadanos.

Parece que lo único determinante para la izquierda española es ofrecer la ración diaria de Franco en los medios de comunicación. Ése es actualmente el nivel de la izquierda patria y sus satélites radicales.

Al final, y de tanto traer el pasado al presente para tapar las deficiencias de un Ejecutivo imposible, van a conseguir que la frase «contra Franco vivíamos mejor» vuelva a tener más vigencia que nunca.

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