El ministro de la Presidencia, Onyx Lorenzoni, avaló la firma del decreto que flexibiliza la compra de armas en Brasil, firmado por el presidente Jair Bolsonaro, y comparó un arma de fuego con una licuadora, en cuanto al peligro que estos aparatos representan para un niño. (El hijo de Bolsonaro apoya a Juan Guaidó para vencer la dictadura de Maduro)
«A veces vemos un niño pequeño que pone el dedo en la licuadora, la conecta y pierde el dedito. ¿Y por eso vamos a prohibir la licuadora? Es una cuestión de educación y orientación», dijo Lorenzoni a la prensa tras la firma del decreto. (La tentadora propuesta de Jair Bolsonaro a la top model Gisele Bündchen)
En las declaraciones, el ministro aseguró que en los hogares donde haya niños, adolescentes o personas con discapacidad debe existir un «cuidado redoblado».
Las declaraciones de Lorenzoni, uno de los hombres más cercanos al presidente de Brasil y quien ocupa un cargo estratégico en el Gobierno, se dieron al responder a la prensa sobre el control que se ejercerá para verificar las exigencias de seguridad para la tenencia de armas de fuego en hogares donde haya niños.
De acuerdo con la nueva legislación, que entró en vigencia tras la firma del decreto, las residencias donde vivan niños, adolescentes y discapacitados mentales deberán contar con una caja fuerte para guardar las armas de fuego como medida de prevención.
La comparación de armas de fuego con otros elementos no es nueva por parte de miembros del gabinete ministerial de Bolsonaro.
A finales de diciembre, el general de la reserva Augusto Heleno Ribeiro, actual ministro del Gabinete de Seguridad, comparó la tenencia de un arma de fuego con la de un automóvil, por los riesgos y los peligros que implica conducir un vehículo.
Heleno Ribeiro comparó la prohibición de tener armas (como forma de evitar muertes) con impedir que las personas puedan conducir un automóvil para evitar accidentes.
Con la firma del polémico decreto este martes, Bolsonaro cumplió, a tan solo 15 días de su investidura, una de sus principales promesas de la campaña electoral, que era, precisamente, la flexibilización de la venta de armas a civiles.
Según el mandatario, la decisión de este martes siguió los deseos del «pueblo» de Brasil en un referendo realizado en 2005 cuando el 63 % de los brasileños se pronunciaron en contra de la prohibición de la venta de armas a civiles.
La facilitación de la venta de armas fue una de las banderas de la campaña que llevó a Bolsonaro a ganar las elecciones de octubre pasado, en la que aseguró que esa medida le permitirá a la sociedad ejercer el «derecho a la autodefensa» ante una violencia que tan solo en 2017 dejó 63.880 muertes, según datos oficiales.
Si bien el decreto no flexibiliza el porte armas en la calle, si lo hace para aquellos que quieran tener un arma en casa, bajo ciertas condiciones, como ser mayor de 25 años, sin antecedentes penales, con una ocupación lícita y probada capacidad psicológica para su uso y que justifique su necesidad.
Asimismo, establece que la compra de armas sólo será permitida a aquellas personas que demuestren una «efectiva necesidad» y define a priori algunos de esos casos, como agentes públicos de las áreas de seguridad e inteligencia, de la administración penitenciaria y militares activos o retirados.
También son contemplados los dueños o responsables de comercios e industrias, lo cual es una completa novedad, y los coleccionistas o cazadores, además de las personas que residan en zonas rurales o urbanas con índices anuales superiores a diez homicidios por cada 100.000 habitantes, lo que abarca a prácticamente todo el país.