El 18 de mayo de 2018, José Luis Rodríguez Zapatero era mucho más chavista que hoy, en aquel entonces, afirmaba que “se ha invitado a todo el mundo a vivir el proceso electoral”.(El desafinado dueto de Zapatero y Monedero cantando sin vergüenza las bondades del chavismo)
Y se planteaba interrogantes, valiéndose de la mentira, preguntaba si la Unión Europea y la ONU no tenían medios para saber si unas elecciones se producían correctamente, para después afirmar que con el régimen del dictador Maduro “hemos partido de un prejuicio, de un gran prejuicio, que es de las cosas peores que pueden pasar en política”, en referencia a las instituciones y países que no reconocían este proceso como legítimo.(Zapatero vuelve a defender a Maduro: Presión sobre Venezuela responde a intereses económicos y políticos)
Decía aquello a pesar que, desde la época de Chvávez, no se permitía en Venezuela que los organismos internacionales independientes auditaran el sistema electoral, obligándoles a mirar de lejos «si querían».
Hoy, José Luis Rodríguez Zapatero está más lejano, ausente, silencioso, en otros asuntos más importantes que Venezuela. Quizás en el fondo él sabe por qué.(Zapatero debe rendir cuentas: ¿Cobra dinero de la dictadura venezolana?)