El alto mando militar venezolano nuevamente se encuentra atrapado en una tempestad. La propuesta de amnistía del presidente encargado, Juan Guaidó, para que la cúpula castrense de su país retire el apoyo a Nicolás Maduro y deje pasar la ayuda humanitaria ha sido repetida por el senador republicano estadounidense Marco Rubio, además de por John Bolton, asesor de Seguridad Nacional, y por Craig Faller, comandante del Comando Sur de los Estados Unidos. (William Cárdenas: Nicolás Maduro y su alto mando podrían ser juzgados como criminales de guerra)
También por el propio presidente, Donald Trump, que les ha recordado la amnistía, pero les ha amenazado con «perderlo todo» si no se ponen del «lado correcto de la historia». (La advertencia de las Fuerzas Armadas de EE.UU. y Colombia al dictador Nicolás Maduro)
El ministro de la Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, de inmediato ha reaccionado y calificado como «arrogantes» y cargadas de «soberbia» las recientes declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ha pedido «desobedecer» a Nicolás Maduro. Además, ha tildado de «grave» e «insólito» que Trump «se atribuya» la posibilidad de comandar la institución castrense.
«Aquí tenemos presidente: Nicolás Maduro Moros. No van a poder pasar por la conciencia, el espíritu patriótico de los hombres y mujeres de la Fuerza Armada por la vía de la fuerza para imponer un gobierno títere, genuflexo, entreguista y antipatriótico. No lo van a poder lograr, van a tener que pasar por estos cadáveres», ha enfatizado Padrino, acompañado de los integrantes del alto mando militar y ratificando su «lealtad» a Maduro, a quien consideran su «comandante en jefe».
En este momento existe una tensa calma en los cuarteles venezolanos. Una fuente militar de Caracas ha confirmado a ABC que varios miembros del alto mando se encuentran en «estado general de sospecha». Esa es la razón por la que «mi general Padrino ha salido al paso con un discurso contra la intervención extranjera, pero consciente de que los informes de la Dirección de Inteligencia Militar DGCIM han señalado que existen serias sospechas que antes del 23 de febrero podrían darse alguna situación irregular con mandos, que pueda generar un quiebre en la moral de nuestros soldados».
La era de Maduro ha estado llena de cosnpiraciones, lo que dice mucho del sentimiento de los uniformados. La ONG Justicia Venezolana ha contabilizado mas de 150 militares presos, casi la mitad de ellos aún con el estatus de «activos», acusados del delito de traición a la patria.
La fuente a la que ha tenido acceso ABC también nos señala que la Dirección de Inteligencia Militar está desplegada en toda la frontera entre Colombia y Venezuela, donde investiga los movimientos de las brigadas de Apure, Táchira y Zulia, donde habría oficiales conspirando. Ese sería el caso de los militares adscritos a la 2509 CIA de Francotiradores,capturados hace tres días en la población de Ureña. «Hay unidades especializadas que operan con oficiales específicos, y el temor es que estos deserten para no acatar la ordenes de mi general Padrino», dice.
Los rumores de traición a la patria apuntan incluso nombres específicos como el del Comandante General del Ejercito, Suárez Chourio, que habría tenido varios «desacuerdos» con el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, por no querer negociar con la oposición. Sin embargo, a nivel interno Chourio no tiene «liderazgo ni ascendencia», ni la fuerza para poder enfrentarse a Padrino López.
Además, es visto por sus homólogos como «un mandadero que llegó hasta el más alto rango por su amistad con Chávez«. Incluso varias veces se ha dicho que sería el proximo Ministro de la Defensa, cosa que no ha sucedido. Es una cebo, por lo que los verdaderos sospechosos deben de estar entre los que «comandan la armada o la aviación».
La división ideológica dentro de sus filas es una realidad. Desde la década de los 90, cuando el fallecido presidente Hugo Chávez protagonizó sus dos intentos de alzamiento, los militares venezolanos se volvieron una pieza clave en el desarrollo político de la nación. A tal punto que fueron militares quienes respaldaron la destitución en la presidencia de Chávez, la madrugada del 11 de abril del 2002, pero también militares los que demandaron su retorno.
La Fuerza Armada se ha convertido en eje político del proceso actual, y se ha transformado en una suerte de ejército miliciano, donde parece que no existe jerarquía ni disciplina ni obediencia fundada en los rangos. Se trata, pues, de una institución fragmentada entre quienes comparten el proyecto del partido chavista y quienes, activa o pasivamente, se oponen al mismo.
Las próximas horas serán vitales, esperando la reacción final de los militares al ultimátum de Guaidó, que les exige ponerse del lado de la Constitución y salvar millones de vidas que necesitan la ayuda sin ningún tipo de derramamiento de sangre.