Los apoyos a Nicolás Maduro cada vez son menos frecuentes y más ridículos. Son pocas las personas que, dejando su ética en el olvido, son capaces de defender a una «revolución» que durante 20 años ha empobrecido a la población y les ha condenado a la hambruna, la muerte y la represión. Una tendencia que se ha evidenciado aún más con la quema de la ayuda humanitaria enviada por distintos países. (Josep Borrell frena el cambio en Venezuela: Reconoce que España trabaja para evitar una intervención militar)
En México, un grupo de cuatro personas sostenía una pancarta a favor de Nicolás Maduro. Lo que no esperaban era que un conductor venezolano se detuviera para increpar su apoyo a una de las dictaduras más sanguinarias de América Latina. Una de las manifestantes, que aseguró que participaba «de corazón», reconoció que estaba en contra de la intervención de Estados Unidos, pero no fue capaz de negar las acusaciones contra del régimen chavista. ( El Consejo de Seguridad de la ONU, reunido para abordar la crisis en Venezuela)
A pesar de su rechazo al «imperialismo«, la mujer que vestía unos Converse no tuvo respuesta para el venezolano que le explicó cómo tenía que enviar los medicamentos a su familia para poder ser operado de una hernia. Su única respuesta era rechazar una intervención militar liderada por Estados Unidos, pero la respuesta del exiliado le dejó una vez más sin argumentos.
«Sépalo señora, estamos invadidos por los cubanos desde hace más de 10 años. Los cubanos están metidos en Venezuela robándose el petróleo y el oro. Sin hablar de los rusos y de los chinos«, agregó el venezolano. Indignado tuvo que seguir su camino, pero no antes les recordó que «son unos ignorantes. Ojalá que les hayan pagado por hacer esto, ya que si lo están haciendo de gratis, que triste por ustedes».
