Fabiana Rosales, esposa del presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, concedió una entrevista al programa «Despierta América» de Univisión, allí desveló los cambios que le ha tocado asumir desde el 23 de enero de 2019 día la asunsión pública de Guaidó.
La periodista y activista política, de 26 años, contó cómo comenzó la historia de amor con quien se convertiría en su marido y en el padre de su hija. «Ambos estábamos comprometidos con lo mismo», explicó. (Guaidó pone contra la pared a Bachelet y exige que constate «sin ideologías» la crisis de Venezuela)
Rendición de cuentas. Próximas acciones.z1@ https://t.co/gOZvMInJZS
— Juan Guaidó (@jguaido) 4 de marzo de 2019
Nos conocimos en la lucha política. Estábamos convencidos de que había que cambiar la realidad si queríamos permanecer en Venezuela. Ese camino de lucha nos llevó por una historia que se convirtió en una historia de amor y nos trajo acá después de 7 años.
Rosales también explicó cómo cambió su vida desde el 23 de enero.»Cambió radicalmente», aseguró.
Durante mucho tiempo estuvimos en la política, pero nunca habíamos estado en el frente. Desde el 23 de enero todo cambió. El mundo empezó a conocernos. Empezamos a ver como la esperanza de la gente se retomó. Como cada quien vuelve a creer en si mismo. Como cada quien vuelve a sentir lo que sentíamos hace mucho tiempo y que lo habíamos perdido. Es una mezcla de emoción de esperanza, de emoción, alegría, esperanza. Y todos esos sentimientos los habíamos perdidos.
Rosales también habló de la profunda crisis que atraviesa su país y dijo que lo que más le duele es que «sin duda, se ha perdido la sonrisa».
Yo veo niños comiendo de la basura. Y un niño en estado de desnutrición es un niño que no sonríe. Ese es uno de nuestros mayores retos: devolverle a los niños la sonrisa, devolverles la esperanza.
También habló sobre las dificultades de lidiar entre sus responsabilidades políticas y sus deberes como madre de Miranda Eugenia, se hija de dos años. Sin embargo, aseguró que la niña «ha asumido esto con muchísima madurez, nos sorprendió a todos».
Rosales admitió que separarse de su hija para acompañar a Guaidó en su gira por Latinoamérica no fue fácil.
«Era la primera vez que me separaba de mi niña. Tenían que ser dos días y fueron dos semanas», dijo. «Fue duro. Duro para ambas. Por primera vez estar lejos, vernos pocos minutos por videollamada. Para mi fue muy duro como mamá, para ella fue difícil como bebé. Pero lo asumió con una madurez, se quedaba muy tranquilita. Mi mamá me contaba que después se ponía un poco triste. Yo, en llanto cuando colgaba. Me hacía mucha falta abrazarla, despertarme con ella, dormir con ella».(Juan Guaidó en su llegada triunfal a Caracas: «Me amenazaron de cárcel, de muerte, pero estoy aquí»)
También habló sobre su fe y dijo se una mujer agradecida «por los nuevos días». «Porque me despierto con mi esposo y mi hija a mi lado. Porque cuando salgo a la calle hoy la gente está llena de felicidad y esperanza. Doy gracias por la familia que tengo, la gente que me rodea, los mensajes que recibo».
También explicó cómo apoya a su esposo en su lucha. «Todos avanzamos. Todos los días se logran pequeñas victorias. Se está construyendo algo muy grande. Él tiene mi total respaldo en cada paso que decide dar. Así lo he hecho y así lo seguiré haciendo. En los momentos más duros y más felices hemos estado juntos. Yo lo veo como una etapa más en la que vamos a enfrentar y superar como se debe y vamos a reconstruir».
También dio detalles sobre la faceta más intima de Juan Guaidó y sobre su relación. «Con una mirada ya entiendo lo que quiere decir», aseguró. «Siempre fue muy romántico. Muy detallista. Desde que nació nuestra hija se permite llorar. Se permite abrazar. Siempre me dice «chiqui», yo le digo Juan».
«Ni la edad, ni la distancia, ni nuestro estilo de vida, ni la lucha política nunca han sido una barrera entre nosotros», aseguró.
Finalmente, consultada sobre qué le gustaría que su hija dijera de ella, dijo: «Que está muy orgullosa de su mamá y de su mamá. Y que sus papás construyeron y le dejaron la mejor herencia, que es un país libre».