Venezuela ha sido expoliada por un mal que se ha denominado de muchas formas, una de ellas, «revolución bolivariana». Es lo que se ha puesto de manifiesto una vez más, esta vez con una investigación llevada a cabo por el periodista Marcos García Rey de El Confidencial.
La investigación demostró, a través de un cunjunto de documentos bancarios, que el acusado de lavado de dinero, conspiración y soborno por los EEUU, Raúl Gorrín, presidente del canal televisivo Globovisión y socio financiero del chavismo, hizo transferencias multimillonarias en Suiza.
Gorrín movió entre 2011 y 2013 no menos de 5.600 millones de dólares procedentes de caudales públicos de Venezuela.(Subastarán 14 valiosos caballos de salto de Alejandro Andrade, el ex tesorero de Hugo Chávez)
Él y su socio Gustavo Perdomo eran los últimos beneficiarios de 10 cuentas en los bancos EFG Bank de Zurich y Compagnie Bancaire Helvétique (CBH) de Ginebra, desde donde se recibieron y ordenaron cientos de transferencias millonarias.
El diario español asegura haber accedido, en exclusiva, a investigaciones policiales, comunicaciones intervenidas, multitud de movimientos bancarios en entidades financieras con sede en varios países, entrevistas a los personajes de los entramados y sentencias y autos de acusación judiciales en diversas jurisdicciones.
Contratos (resaltados en amarillo) para pagar ‘jets’ privados, unos de muchos, a través de CBH Ginebra
«Gorrín es el testaferro de Nicolás Maduro y su esposa Cilia Flores», denunció la ex fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega. La misma que formó parte del riñón del chavismo y ahora, exiliada, se ha transformado en una proveedora de pruebas sobre las entrañas de la corrupción del régimen.
Hasta fines de 2013, Gorrín respondía a Diosdado Cabello, el número dos del PSUV y uno de los hombres más fuertes del país. Sin embargo, Maduro y su mujer, Cilia Flores, «entendieron el potencial del empresario, le pusieron alfombra roja para la compra de Globovisión, comenzaron a protegerlo en favor de sus intereses y a alejarlo de Cabello», cuenta el periodista Marcos García Rey.(Colombia investiga los negocios del hijo de Alejandro Andrade, extesorero de Chávez condenado en EEUU)
Desde entonces, Gorrín y Perdomo se convirtieron en testaferros de la pareja presidencial con quienes «diseñaron y desarrollaron tramas de malversación de caudales públicos y el pago de sobornos multimillonarios a altos funcionarios públicos».
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Fuentes de Inteligencia y oficiales militares venezolanos informan a este diario de que esa defraudación se calcula en unos 250.000 millones de dólares. Héctor Navarro, titular de cuatro ministerios del chavismo entre 1999 y 2014, y Jorge Giordani, ex ministro de Economía, denunciaron ante la Asamblea Nacional y en los medios que el expolio de los caudales estatales de Venezuela asciende a más de 300.000 millones de dólares.
De hecho, el Tesoro de los EEUU incluyó al testaferro chavista en su lista negra. Y la Justicia norteamericana lo investiga por presuntamente haber lavado entre 2008 y 2017 más de 159 millones de dólares procedentes de corrupción en el país petrolero, destinados a la compra de propiedades en Florida y Nueva York. Con ese dinero habrían adquirido bienes raíces, yates, caballos de carreras y relojes de lujo. A la espera del juicio, la justicia norteamericana confiscó una veintena de edificaciones de lujo en Estados Unidos que relaciona con Gorrín.(Este es Raúl Gorrín, el magnate que lavaba millones de dólares junto a un exguardaespaldas de Hugo Chávez)
La ahora arrepentida Ortega confesó a El Confidencial que, aunque ella misma investigó muchos casos de corrupción y malversación de capitales públicos de altos funcionarios de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, las causas siempre acababan en la nada: «Los delincuentes siempre terminaban absueltos»
Los nexos de Gorrín con el chavismo comenzaron en los pasillos de los Tribunales venezolanos. Abogado de profesión, este joven de familia humilde había aprendido a moverse entre chavistas, forjando contactos de poder.
Los millonarios movimientos en las cuentas de Gorrín
El «exitoso hombre de negocios», según cuenta en su sitio web, tiene una riqueza difícil de calcular: usa una multitud de sociedades pantalla registradas en paraísos fiscales y tiene cuentas en países donde el secreto bancario sigue vigente.
El diario español halló pruebas de cuatro sociedades creadas en 2009 en Panamá. Desde las cuentas de esas compañías se triangularon ingresos y pagos con más de 20 bancos de 13 países diferentes: España (Banco Santander y Caixa Geral), Suiza, Estados Unidos, Canadá, Panamá, Bahamas, Emiratos Árabes Unidos o Singapur.
«Los registros de las cuentas que obran en posesión de este diario muestran la pasión por el buen vivir de sus beneficiarios. Numerosos son los pagos multimillonarios para adquirir ‘jets’ privados y yates. La sociedad de Miami Interglobal Yacht es una de las grandes beneficiadas por el gusto por navegar de Gorrín, Perdomo y sus sobornados.
Asimismo, la compañía Unique Jet Aviation recibe millones de dólares por la venta de sus aviones. Lujos todos ellos pagados con sumas malversadas de caudales públicos de Venezuela», publica El Confidencial.
El medio detalla que para su trama de enriquecimiento ilegal se usaron seis sociedades venezolanas con cuentas en siete bancos, y cinco firmas panameñas con cuentas en bancos suizos.
Transferencia de más de USD 6 Millones a una sociedad panameña controlada por Gorrín
Los papeles bancarios conseguidos por El Confidencial y el testimonio de un experto financiero que trabajó en las operaciones revelan que solo entre 2011 y 2012 los dos socios compraron letras del Tesoro británico con dinero público venezolano por valor de 3.918 millones de dólares. Sin embargo, al venderlas y convertirlas al bolívar oficial, se quedaron en USD 2.110 millones. Como resultado, la ganancia que obtuvieron en el ínterin se elevó a 1.808 millones de dólares.(Las 24 propiedades lujosas que la justicia de Estados Unidos le confiscó al empresario chavista Raúl Gorrín)
Gorrín aún vive en Venezuela, quiere irse pero no le será sencillo. No importa cuánto dinero haya acumulado, sabe demasiado. El régimen teme que hable, que cuente todo. «Lo tienen vigilado por todo lo que sabe. Le han puesto una pulsera electrónica, de tal forma que los servicios secretos conocen su posición en todo momento», cuenta El Confidencial.