Nicolás Maduro, declarado como «usurpador» por la Asamblea Nacional, se ha mudado de oficina. Desde hace dos semanas despacha los asuntos del Ejecutivo en un pequeño salón privado y no en el presidencial como es el protocolo del palacio de Miraflores, publica Ludmila Vinogradoff en ABC. (EEUU inyectará dólares a la economía venezolana si Maduro cae )
El cambio del despacho, que se observa con lujo de detalles en su cuenta de twitter, se ha registrado el 16 de marzo cuando Maduro aparece presidiendo en el salón protocolar al alto mando militar en plena crisis de la falla eléctrica que dejó en la oscuridad al país por más de 100 horas. ( El Arzobispo Emérito de Caracas al dictador Maduro: «Qué entregue el poder que ocupa de facto»)
«Aprobé la creación y activación del Comando para la Defensa de los Servicios Básicos y Estratégicos del Estado venezolano, un cuerpo profesional de nuestra FANB que tiene la misión de proteger, asegurar, mantener, resguardar y garantizar los servicios básicos del pueblo», anuncia cuando refuerza la militarización de la Central Hidroeléctrica de Guri.
A partir de la militarización del sistema eléctrico nacional, Maduro aparece despachando desde otra oficina más pequeña. Tampoco se presenta a las marchas paralelas o contramarchas que convoca para competir en la calle con las multitudinarias que genera su rival opositor Juan Guaidó. En su lugar Diosdado Cabello, el número dos del régimen, se encarga de cerrar el mitin de los chavistas.
Su nuevo despacho es estrecho, visiblemente de cuatro por seis metros. Hay una mesa ejecutiva de unos diez puestos. A la derecha hay dos mapas de Venezuela, un cuadro del Salto Angel con el rostro de Hugo Chávez pintado en la roca del Auyantepuy. En la esquina figura una réplica de una embarcación a vapor como las que navegan en el Misisipi. Y al fondo el retrato de Simón Bolívar junto al infaltable Chávez.
Es la primera vez que Maduro aparece despachando en esta nueva oficina y los que conocen el palacio de Miraflores no recuerdan dónde ubicarla. «A lo mejor se está escondiendo», dicen las malas lenguas.
Lo cierto es que en esa nueva oficina, Maduro anunció que había designado al nuevo ministro para la Energía Eléctrica y Presidente de la estatal Corpoelec, Igor José Gavidia León, quien va «asumir, abordar, desarrollar y fortalecer la nueva etapa de recuperación y blindaje del servicio eléctrico del país», dijo en su tuit.
Maduro lleva casi tres semanas que pidió la renuncia a todo el gabinete. Los 31 ministros pusieron su cargo a la disposición pero todavía no ha anunciado la reestructuración de su gobierno. En Venezuela ningún presidente antes había tardado tanto en conformar el nuevo equipo ministerial.
Llama la atención que a Maduro le cuesta tanto conseguir nuevos ministros que le acompañen en esta fase de su régimen, tal vez terminal y por poco tiempo. En el fondo porque nadie quiere ser objeto de sanciones que le complique su futuro y el de su familia.
Todo el mundo se pregunta dónde estará Maduro y por qué ya no se presenta en los actos públicos con la misma frecuencia que antes, lo que es tema de comidilla local mientras arrecia la crisis política que ha generado la hoja de ruta de Guaidó que plantea el cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.
El miedo de Maduro. El diputado chavista a la Asamblea Nacional, el general Hugo, alias el pollo, Carvajal, lo atribuye al miedo que siente Nicolás Maduro a Guaidó. «No es normal» su temor, por eso inhabilitó políticamente a Guaidó durante 15 años. E igual le revocó la inmunidad parlamentaria.
El militar Carvajal, que fue degradado por el régimen de Maduro luego de haber sido jefe de seguridad de Chávez durante 10 años, dijo en su twitter que quien conoce a Maduro «sabe que es un inmenso cobarde» y que la «espuria inhabilitación es otro síntoma del temor».
Añadió que el gobernante «le tuvo miedo» a Raúl Isaías Baduel, Leopoldo López, Miguel Rodríguez Torres, Henrique Capriles Radonski, Julio Borges y Rafael Ramirez. «Los encarceló y exilió», afirmó.