El verdadero Pablo Iglesias ha vuelto a salir a la luz. Lejos del moderado político de la campaña de las Elecciones Generales, el líder de Podemos ha mostrado su apoyo incondicional a la dictadura de Nicolás Maduro e, incluso, ha arremetido contra el presidente interino (y constitucional) de Venezuela, Juan Guaidó. (El humillante vídeo que deja en ridículo a Diosdado Cabello tras el alzamiento de Guaidó)
Iglesias se ha posicionado junto al discurso chavista y ha denominado «golpe de Estado» al alzamiento militar que buscaba poner punto final a una cruel dictadura en el país latinoamericano. ( Cristina Seguí humilla a Monedero por su nauseabunda defensa de Maduro en pleno estallido en Venezuela: «¡Tú te forraste los bolsillos allí!»)
El secretario general de Podemos también ha asegurado que fue «un error» que España reconociera a Juan Guaidó, por lo que preferiría que el poder permaneciera exclusivamente en manos del dictador Maduro, sin importar que las últimas elecciones fueran fraudulentas, que no fueran reconocidas por la comunidad internacional y que sólo ha logrado mantener el poder a través de la fuerza, de los grupos paramilitares y de la injerencia de rusos y cubanos.
El izquierdista acusa a Guaidó de «no querer elecciones» y de preferir una «intervención militar». Una acusación que, sin embago, no hace con Maduro, quien se ha negado en más de una ocasión a repetir las elecciones consideradas fraudulentas. Eso sí, con un proceso electoral transparente, un censo actualizado y un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) que no esté en manos del chavismo y sus intereses.
Aunque se ha mostrado contrario a la cercanía de Donald Trump en la situación política de Venezuela, a Iglesias no le molesta que Rusia envíe aviones militares con 100 hombres al país latinoamericano, y mucho menos que los agentes de la inteligencia cubana estén al control de las principales instituciones políticas y militares.
Los venezolanos tienen mucho que temer. No sólo por una dictadura herida de muerte que es capaz de pasar con sus tanques por encima de los manifestantes para mantener el poder, sino también por un Pablo Iglesias que se ve a las puertas del Gobierno de España y que podrá convertirse en la gran piedra en el camino para la recuperación de la democracia en Venezuela.