Estados Unidos y Rusia podrían tener las llaves para poner fin a la dictadura chavista. La crisis en Venezuela fue abordada en un inusual escenario, a más de 10.500 kilómetros de Caracas y por interlocutores que hablaban inglés y ruso, pero no castellano. (Se consolida la dictadura: Policías chavistas toman el palacio de la Asamblea Nacional de Venezuela )
La difícil situación por la que atraviesa el país sudamericano fue un tema central de la reunión que sostuvieron el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, y el ministro de Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov. (Venezuela: Trump y Putin negocian una solución ‘pacífica’ para echar al tirano Maduro y los esbirros chavistas )
Los jefes diplomáticos de las dos principales potencias militares del mundo abordaron una amplia agenda que incluía otros temas complejos como los acuerdos sobre control de armamento nuclear, la cooperación contra el terrorismo y la situación en países como Siria, Ucrania y Afganistán.
Entre todos esos asuntos, la crisis venezolana no solamente ocupó un lugar central sino que también fue uno de los temas sobre los cuales quedaron más claras las distancias que les separan.
«Tenemos desacuerdos sobre Venezuela», resumió Pompeo mientras hacía una revisión del encuentro.
BBC Mundo cuenta 3 diferencias y 1 coincidencia en las posturas de Washington y Moscú en torno a la situación en Venezuela.
1. El papel de Maduro
Para el gobierno de Donald Trump, la salida del presidente Nicolás Maduro del poder es un requisito para la solución de la crisis venezolana.
«Estados Unidos y más de otros 50 países están de acuerdo en que a Nicolás Maduro le llegó la hora de irse, él no ha traído más que miseria a los venezolanos y esperamos que el respaldo de Rusia a Maduro acabe», señaló Pompeo durante la rueda de prensa en Sochi.
Maduro dejó de ser reconocido por Estados Unidos como presidente de Venezuela desde que el pasado 10 de enero se juramentó para cumplir un segundo mandato, tras unas elecciones consideradas fraudulentas en decenas de capitales de América y Europa.
Desde entonces, Washington ha dado su pleno apoyo al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, quien el pasado 23 de enero se juramentó como «presidente encargado» de Venezuela, alegando que Maduro está usurpando el poder.
El gobierno de Trump ha hecho numerosos llamamientos a funcionarios y, en especial, a altos mandos militares venezolanos para que retiren su apoyo a Maduro y faciliten así su salida del poder.
Rusia, en cambio, considera a Maduro como el legítimo jefe del gobierno de Venezuela, en razón de lo cual le otorga un apoyo «firme, consistente y basado en principios», según destacó Lavrov la semana pasada, cuando denunció y rechazó los planes de EE.UU. para «derrocar» al mandatario venezolano.
En la rueda de prensa de este martes, el funcionario ruso afirmó que las amenazas de Estados Unidos contra Maduro no tienen nada que ver con la democracia.
Moscú ha acusado a Washington ante el Consejo de Seguridad de la ONU de querer «aumentar la tensión y preparar el terreno para derrocar al gobierno de Venezuela».
2. Uso de la fuerza
Durante el último año, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dicho de forma reiterada que todas las opciones están sobre la mesa -incluyendo el posible uso de la fuerza militar- para solucionar la crisis en Venezuela.
Esta opción, denunciada por Maduro, ha sido calificada como «irresponsable» por Moscú.
Lavrov cuestionó las amenazas de Washington en contra de Maduro y puso como ejemplos lo sucedido en Irak y Libia.
«Hay que recordar lo que ocurrió en 2003. En mayo de 2003 escuchamos como George W. Bush dijo que no había democracia en Irak y recuerden cómo en 2011 se dijo que Muamar Gadafi estaba ido y ahora habría democracia en Libia, y todos sabemos de primera mano qué tipo de democracia hay ahora en Irak y en Libia. Sabemos que nada bueno salió de allí», apuntó.
«No puedes imponer la democracia por la fuerza», agregó el funcionario ruso.
Después de la reunión con Lavrov este martes, Pompeo mantuvo un encuentro con el presidente ruso, Vladimir Putin.
De acuerdo con un funcionario del Kremlin, el mandatario le dijo al diplomático estadounidense que para Rusia cualquier acción que provoque una guerra civil en Venezuela es inaceptable.
Pese a todo, Washington ha dicho de forma reiterada que aunque existe la posibilidad del uso de la fuerza prefiere que el cambio en Venezuela se produzca por vías pacíficas.
3. Diálogo o elecciones
La pregunta sobre cómo resolver la crisis en Venezuela también encuentra respuestas distintas en Washington y Moscú.
En la rueda de prensa de este martes, Lavrov expresó su apoyo al llamado Mecanismo de Montevideo impulsado por los gobiernos de México y Uruguay para buscar una salida negociada a la crisis venezolana a través del diálogo entre las partes.
El funcionario ruso incluso mencionó que Maduro es favorable a esta iniciativa que cuenta con el respaldo de los países del Caricom, pero que es rechazada por la mayor parte de los gobiernos de América Latina.
La oposición venezolana también se opone al Mecanismo de Montevideo pues considera que los intentos de diálogo de los últimos años han fracasado debido a la falta de interés por parte del gobierno de Maduro, al que acusan de haber acudido a estos encuentros solamente para aplacar las protestas callejeras y ganar tiempo.
Ante este panorama, el líder de la oposición y presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, plantea una hoja de ruta de tres pasos: cese de la «usurpación», creación de un gobierno de transición y, por último, elecciones libres.
El llamado «cese de la usurpación» no es otra cosa que el fin del gobierno de Maduro, algo que el mandatario denuncia como un golpe de Estado.
Washington apoya esta agenda de la oposición venezolana, en la cual se incluye la posibilidad de diálogo con aquellos factores del gobierno actual que quieran ayudar a que se concrete esa hoja de ruta.
También impulsa a otros países a que den su reconocimiento a Guaidó como presidente encargado y a que ayuden a aumentar el aislamiento del gobierno de Maduro.
El rechazo a la intervención extranjera
En medio de todas estas diferencias, sin embargo, los gobiernos de Trump y Putin manifiestan apoyar una solución a la crisis en Venezuela que dependa de los ciudadanos de ese país, sin injerencias extranjeras.
«Queremos que cada país que esté interviniendo en Venezuela deje de hacerlo. Queremos que los venezolanos recuperen su democracia y tengan elecciones libres y justas», dijo Pompeo.
«Así que, sean fuerzas iraníes, chinas, cubanas u otras; la posición del gobierno de Trump es que deben dejar de tener un impacto y deben poner fin a su apoyo a Maduro», agregó.
«Darle la oportunidad al pueblo de Venezuela no solo de recuperar su democracia sino de reconstruir su infraestructura y su economía».
Lavrov también se expresó a favor de la posibilidad de que «los venezolanos resuelvan ellos mismos sus problemas» y, de allí, su apoyo al Mecanismo de Montevideo.
Paradójicamente, sin embargo, ambos países tienen una implicación cada vez mayor en la crisis venezolana, a propósito de la cual se han enfrentado en sesiones del Consejo de Seguridad de la ONU.
Pero, sus actuaciones han ido mucho más allá de la diplomacia.
Así, pues, mientras Trump afirma que valora todas las opciones -incluyendo la militar- para solucionar la crisis en Venezuela, Putin ha enviado en los últimos cinco meses dos misiones militares al país sudamericano.
La primera llegó en diciembre con dos aviones cazabombarderos de última generación; y la más reciente, en marzo, con dos aviones cargados con material de defensa y más de un centenar de uniformados rusos.