La jueza «chavista» Glorimar Soto fue denunciada ante la Inspección Provincial de Trabajo y Seguridad Social de Madrid por, presuntamente, «haber tenido a Belkis Abreu trabajando como doméstica en unas situaciones de casi esclavitud, con una mísera paga de 40 euros y retenida sin dinero o acceso a su pasaporte». Así lo ha asegurado el camarero que enfrentó a Pablo Iglesias, Alberto Casillas, durante el programa de Periodista Digital, ‘El Quilombo’. ( Exclusiva PD: La jueza «chavista» niega que secuestró a su doméstica y demandará a Alberto Casillas)
No es la única denuncia interpuesta ante esta situación. Belkis Abreu también denunció a la jueza venezolana ante el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) una vez que salió del hogar de Glorimar Soto con la ayuda de Alberto Casillas y otro grupo de venezolanos. Una denuncia que, según ha adelantado el camarero del 15M, «ya ha sido llamada Belkis para ampliarla y sumar nuevas declaraciones a la investigación». ( Exclusiva PD: Denuncian a jueza chavista por «trata de personas» en Madrid )
Ahora bien, la jueza Glorimar Soto también tiene previsto acudir a la justicia. Según afirmó a este diario, la venezolana ha contactado con un despacho de abogados para que estudie lo sucedido y poder tomar medidas legales en contra de Alberto Casillas. No por la liberación de Belkis, sino por haberla vinculado públicamente con el chavismo, difundir la dirección de su vivienda y por las acusaciones de ser la «testaferro» del chavista Calixto Ortega.
El intercambio de denuncias deja en manos de los jueces la posibilidad de determinar si hay o no un «secuestro» y «trata de blanca» por parte de la jueza venezolana, así como también si se determina que hubo una «explotación laboral». Sin olvidar las acusaciones que recaen sobre Alberto Casillas según la demanda que interponga el equipo legal de Glorimar Soto en contra del camarero del 15M.
Belkis, en situación de riesgo
A la espera de la decisión judicial, Belkis Abreu sigue afrontando una situación complicada en Madrid. La joven está viviendo en una iglesia Evangélica, debido a que no cuenta con un techo o con los papeles en regla para poder optar por un puesto en el mercado laboral. Ella se ha convertido en una muestra más de los miles de venezolanos que han tenido que salir del país en la búsqueda de un futuro mejor, cueste lo que cueste.
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