Los orígenes del Comando Sur del ejército de Estados Unidos se remontan al primer grupo de marines que llegó a Panamá a bordo del USS Nashville el 2 de noviembre de 1903, un día antes de que el istmo declarara su independencia de Colombia. (¿Inicio de la intervención militar?: Carlos Vecchio negocia la ayuda del Comando Sur de EEUU)
La misión oficial de esos soldados era proteger el ferrocarril que unía las costas atlántica y pacífica de Panamá pero, en la práctica, su presencia sirvió para impedir que Bogotá pudiera sofocar el alzamiento y para convencerle de que la secesión era un hecho consumado. (#GuaidóVenezuelaQuierePizza: La curiosa campaña online para solicitar la intervención militar en Venezuela)
Después de un siglo durante el cual protagonizó muchos otros episodios polémicos, el Comando Sur -la fuerza que ese país destina a operaciones en Centroamérica, Sudamérica y el Caribe- vuelve a estar bajo los focos por su posible rol en la crisis política en Venezuela.
El pasado 9 de mayo, el jefe de esta unidad, almirante Craig Faller, publicó un mensaje en Twitter poniéndose a la disposición del líder de la oposición venezolana y «presidente encargado» del país, Juan Guaidó, para hablar sobre su apoyo a los jefes militares venezolanos que ayuden a la «restauración del orden constitucional en Venezuela».
Cuando me invite @jguaido y el gobierno legítimo de #VENEZUELA, vamos hablar sobre nuestro apoyo a aquellos líderes de la @ArmadaFANB que tomen la decisión correcta, que respeten a los Venezolanos primero, y se restaure el orden constitucional. Estamos listos! #EstamosUnidosVE pic.twitter.com/TTMk762k2m
— U.S. Southern Command (@Southcom) 9 de mayo de 2019
Aunque en distintas intervenciones Faller ha expresado su apoyo a una solución diplomática y política en Venezuela, también ha dicho que evalúan una variedad de opciones militares para «estar listos» ante cualquier decisión que tome el presidente Donald Trump.
Guaidó, quien encabeza la Asamblea Nacional de Venezuela, se juramentó como mandatario interino el pasado 23 de enero alegando que Nicolás Maduro usurpa la presidencia tras haber sido reelecto en unos comicios fraudulentos en 2018. Maduro, por su parte, le acusa de encabezar un intento de golpe de Estado con el apoyo de Estados Unidos.
El mensaje de Faller fue respondido con una carta del embajador de Guaidó en Washington, Carlos Vecchio, en la que solicitaba una reunión y acogía con beneplácito la «planificación estratégica y operativa» con el Comandos Sur.
Delcy Rodríguez, vicepresidenta del gobierno de Maduro, rechazó la iniciativa y acusó a Vecchio de estar pidiendo la intervención militar de Venezuela.
Pero, ¿por qué es tan polémico el Comando Sur?¿Poder imperial? De acuerdo con un estudio publicado por la Universidad de Harvard, Estados Unidos intervino en 41 ocasiones para forzar cambio de gobierno en países de América Latina entre los años 1898 y 1994.
Según el historiador John H. Coatsworth, responsable del estudio, esa cifra solamente se refiere a las operaciones «exitosas», divididas en 14 intervenciones directas y 27 indirectas (aquellas en las cuales el peso de la operación recayó sobre actores locales que contaban con el apoyo o el visto bueno de Washington).
En promedio, se trataba de una intervención cada 28 meses.
En muchas de esas operaciones, además de hacia la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), las denuncias o las pruebas sobre la injerencia -según sea el caso- suelen apuntar hacia el Comando Sur.
Aunque tras el fin de la Guerra Fría, las intervenciones directas de Estados Unidos en la región disminuyeron, algunos críticos apuntan que lo que se ha producido ha sido más bien un cambio de estrategia. Washington se apoya cada vez más en las fuerzas de los propios países latinoamericanos para defender sus intereses en la región.
En un artículo sobre la proyección militar de Estados Unidos en América Latina, publicado en 2004 en Le Monde Diplomatique, el internacionalista argentino Juan Gabriel Tokatlian señalaba que el Comando Sur se había transformado en el principal interlocutor de ese país con la región.
«El Comando Sur parece estar convirtiéndose en el procónsul de aquel proyecto en el ámbito interamericano, figura que en el Imperio romano acreditaba al gobernador de una provincia. Ubicado en Miami (Florida), este organismo militar tiende a ser el principal interlocutor de los gobiernos del área y el articulador primordial de la política exterior y de defensa estadounidense en la región».
«La magnitud de su impronta se manifiesta en hechos como que entre agosto de 2002 y julio de 2004 el comandante del Comando Sur, general James Hill, hizo 78 visitas a la región, siendo el funcionario de cierta jerarquía -mucho más que los civiles del gobierno- que más viajes al área realizó», escribió.
El experto apuntaba que el Comando Sur era entonces responsable de varias bases militares estadounidenses en la región, incluyendo la de Guantánamo en Cubay la de Soto Cano en Honduras, además de otros centros de operaciones en Aruba, Curazao y El Salvador, así como una red de radares antinarcóticos en Perú, Colombia y otros países andinos y del Caribe. Desde el fin de la Guerra Fría las funciones del Comando Sur se han concentrado más en el combate al narcotráfico y, en cierta medida tras el 11 de septiembre de 2001, al terrorismo internacional.
De hecho, algunos investigadores señalan que el Comando Sur fue responsable no solo de la aplicación sino también del diseño del Plan Colombia.
Pero los señalamientos sobre injerencia indebida en asuntos internos de países de la región no han desaparecido. Así, hace una década, el presidente de Bolivia, Evo Morales, responsabilizó al Comando Sur del derrocamiento del mandatario Manuel Zelaya en Honduras, ocurrido en 2008.
Más recientemente, a raíz de la crisis en Venezuela, la prensa oficial cubana acusó al Comando Sur de formar parte de una «maquinaria del horror» que persigue la destrucción de la llamada revolución bolivariana.
Pero, ¿cuán poderoso es en la actualidad este polémico ente?
Alcance continental
El Comando Sur es uno de los 10 comandos de combate unificados que tiene Estados Unidos, con responsabilidad de ejecución de planes contingencia y cooperación en el ámbito de la seguridad en Centroamérica, Sudamérica y El Caribe.
Cuenta con más de 1.200 empleados -incluyendo civiles- procedentes de diversos cuerpos militares y de agencias federales de Estados Unidos, incluyendo el Ejército, la Fuerza Aérea, la Armada y el Cuerpo de Guardacostas, entre otros.
Su área de responsabilidades abarca más de 30 países, así como más de una decena de territorios en el Caribe.
Su sede actual se ubica en Miami, Florida, pero históricamente su centro de operaciones estuvo en Panamá.
Aquellos primeros marines que llegaron al istmo en 1903 permanecieron allí, ofreciendo protección durante la construcción del Canal de Panamá, donde en 1915 se constituyeron junto a otras tropas que fueron enviadas en años siguientes en un comando.
Con el inicio de la II Guerra Mundial, esa fuerza se convirtió en el Comando de Defensa del Caribe, el cual en su apogeo dispuso de más de 60.000 efectivos.
Controversias por derechos humanos
Tras el final de ese conflicto, la unidad giró su radio de acción para enfocarse en Centro y Sudamérica, donde se establecieron misiones de entrenamiento, así como acuerdos de cooperación militar que incluían la venta de armamento a los ejércitos de los gobiernos aliados en el continente.Fue entonces, en 1963, cuando el Comando Sur fue bautizado como tal.
Esa cooperación estadounidense, en plena Guerra Fría y en una región plagada de dictaduras militares, fue causa de polémicas.
En 1965, las tropas del Comando Sur participaron en una invasión a República Dominicana ante el temor de que un levantamiento de seguidores del depuesto presidente Juan Bosch pudiera llevar al país a la órbita comunista.
En esa década, fueron también tropas entrenadas por el Comando Sur las que pusieron fin a la guerrilla extranjera que llevó Ernesto «Che» Guevara a Bolivia para hacer la revolución en ese país.
Luego de una sensible reducción de capacidades y funciones durante la década de 1970 (tras el fin de la guerra de Vietnam), el Comando Sur fue reanimado nuevamente por el gobierno de Ronald Reagan a raíz de los conflictos en El Salvador, Nicaragua y otros países de la región.
Las múltiples denuncias sobre violaciones de los derechos humanos ocurridas durante esas confrontaciones internas se proyectan todavía sobre la participación de Estados Unidos en los mismos, al punto que hay varias demandas por parte de organizaciones de derechos humanos que exigen que el Comando Sur desclasifique los documentos pertinentes.
Narcotráfico y ayuda humanitariaDesde el fin de la Guerra Fría y la entrega del control del Canal de Panamá a las autoridades de ese país, el Comando Sur mudó su sede a Florida y centró su enfoque en las operaciones contra las drogas, la lucha contra el terrorismo y la asistencia humanitaria, en coordinación con las fuerzas militares locales.
Al margen de la cooperación en temas de seguridad, estas tareas de ayuda de emergencia y sanitaria ha cobrado un mayor peso en las últimas décadas.
Así como hace más de un siglo los marines ayudaron a erradicar la fiebre amarilla y a controlar la malaria en la llamada Zona de Canal, en Panamá, el Comando Sur ha mantenido durante décadas varios programas de asistencia sanitaria y de emergencia en América Latina y el Caribe.
En 1998, por ejemplo, el Comando Sur estuvo en el centro de las operaciones de socorro y recuperación que realizaron más de 20.000 militares estadounidenses en Centroamérica tras el tras el paso de los huracanes Georges y Mitch.
Más recientemente, el año pasado, los marines del Comando Sur pasaron cuatro meses en Guatemala en labores de ayuda tras la erupción del volcán de Fuego.
A inicios de este mes, médicos militares enviados a Guyana operaron de cataratas a más de 200 pacientes en ese país.
En el caso de la crisis humanitaria en Venezuela, el Comando Sur envío el barco hospital USNS Comfort que a partir de junio estará atracado en Colombia para atender a los centenares de miles de refugiados venezolanos que están en ese país.Desde el oficialismo venezolano, sin embargo, estas ofertas de ayuda de parte de Estados Unidos son vistas con rechazo y suspicacia.
En febrero de este año, un intento de ingresar ayuda humanitaria estadounidense a Venezuela, a través de la frontera con Colombia, fue impedido por el gobierno de Maduro, quien señaló que detrás de ese envío se ocultaba un plan de EE.UU. para apropiarse de las riquezas de Venezuela.