Una adolescente holandesa de 17 años, que fue abusada cuando era pequeña y que sentía que ya no podía seguir viviendo, pidió morir por eutanasia, tras calificar su vida como un «sufrimiento inaguantable». (Sergio de Fuente Garrido: «Legalización de la eutanasia: sólo es una cuestión de empatía»)
Noa Pothoven, de la ciudad de Arnhem, murió en una habitación de su casa, luego de que se le concediera el derecho a la eutanasia. ( La trepanación que un doctor le realiza al oportunista Pedro Sánchez por hacer electoralismo con la eutanasia)
Los motivos por los que la joven ya no quería seguir viviendo, según declaró ella misma, fueron porque había sido abusada sexualmente en tres ocasiones distintas, la primera de ellas, cuando solo tenía 11 años.
En Holanda, a los niños de hasta 12 años se les puede conceder la eutanasia si así lo desean, pero siempre y cuando un médico concluya que su sufrimiento es insoportable e irremediable.
En 2017, unas 6.585 personas eligieron morir por eutanasia en los Países Bajos, aproximadamente el 4,4 por ciento del total de los decesos.
La joven publicó sus intenciones en las redes sociales una semana antes de morir: «Estuve deliberando por un tiempo si debería o no compartir esto, pero decidí hacerlo de todos modos. Tal vez esto sea una sorpresa para algunos, pero mi plan ha estado allí durante mucho tiempo y no se trata de algo impulsivo».
«Iré directo al grano: en un plazo máximo de 10 días, moriré. Después de años de luchar y pelear, francamente estoy agotada. He dejado de beber y comer por un tiempo, y después de muchas discusiones y evaluaciones, decidí acabar con todo, porque mi sufrimiento es insoportable», escribió la adolescente.
«Respiro, pero ya no vivo», concluyó.
De acuerdo con la información del periódico holandés De Gelderlander, los padres de Noa no tenían idea de que su hija se encontraba mal, hasta que un día descubrieron un sobre en su habitación lleno de cartas de despedida.
En una de esas cartas, la joven ahondó en los motivos que la llevaron a tomar la decisión, y que a lo largo de varios años guardó en silencio sin decir ni una palabra a sus familiares.
Según su testimonio, todo empezó a los 11 años, cuando un «amigo» la agredió sexualmente en una fiesta. Un año más tarde, confesó, ocurrió lo mismo en casa de otro adolescente.
También explicó que a los 14 años fue violada por dos hombres en el vecindario de Elderveld, en Arnhem. «Hasta el día de hoy todavía siento sucio mi cuerpo. Mi intimidad ha sido asaltada, y nunca se podrá deshacer», escribió la joven en uno de los textos.
Los medios locales detallaron que en 2018 Noa fue internada en un hospital porque se encontraba muy baja de peso. Los doctores la pusieron en coma y la alimentaron con suero.
De acuerdo con el De Gelderlander, antes de optar por la eutanasia, Noa se estaba abriendo camino a través de una lista de deseos. En una libreta había marcado catorce de ellos, como montar una moto por primera vez, beber alcohol, fumar un cigarrillo y hacerse un tatuaje.
La adolescente también escribió una autobiografía llamada Ganar o aprender, en la que habló sobre sus batallas contra el trastorno de estrés postraumático, la depresión y la anorexia después de ser molestada y violada a una edad temprana.
Su madre le dijo al medio holandés que Noa estaba «en desacuerdo» con el tratamiento de electroshock que le propusieron para aliviar su depresión. «Ella solo anhelaba la paz», describió la madre.
De acuerdo con la ley holandesa, la eutanasia es legal siempre y cuando se realice de acuerdo con los estrictos estándares descritos en la Ley de Terminación de la Vida a Través de la Solicitud y Suicidio Asistido (Procedimientos de Revisión), que se aprobó en el Parlamento en 2001 y que se convirtió en ley en 2002.