La izquierda mediática está de fiesta. La Sexta está en éxtasis por la decisión del Tribunal Supremo de exhumar a Francisco Franco y, en el programa de Antonio García Ferreras, decidió realizar un resumen de las tumbas de los dictadores de Europa y América Latina, con el objetivo de demostrar que España «era el único país donde se mantenía un gran mausoleo para un dictador». A pesar de que su recuento incluyó a famosas personalidades como Benito Mussolini o Georgios Papadópoulos, se han olvidado de grandes dictadores y genocidas de la izquierda que descansan en lugares que poco tienen que admirar al Valle de los Caídos.
Por ejemplo, La Sexta pasó por alto a Iósif Stalin a quien se le organizó un funeral multitudinario, embalsamaron su cuerpo y lo depositaron junto al de Lenin. Ocho años después, el Partido Comunista decidió que debía ser enterrado fuera del mausoleo. Le cimentaron una tumba cerca del Kremlin y se construyó un monumento, mientras que los restos momificados de Lenin permanecen a la visita de los turistas y de los nostálgicos de la Unión Soviética. Sin embargo, no son los únicos que, casualmente, se les escaparon.
También quedó fuera de su radar Mao Tse-Tung, quien después de su muerte en 1973 y fue enterrado en un mausoleo en el centro de la plaza de Tiananmén, donde también sus restos están expuestos para ser visitados. En la misma línea hay que incluir a Fidel Castro, Sus cenizas descansan en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba, dentro de un panteón que se construyó antes de su muerte. A pesar de que a primera vista no parece una obra muy llamativa, la roca que sirve de nicho procede de la zona de la Gran Piedra, en las estribaciones de la Sierra Maestra, a 1.225 metros de altura sobre el nivel del mar, y una zona donde el líder revolucionario comandó la lucha guerrillera contra la dictadura de Fulgencio Batista a fines de la década de 1950.
El dictador venezolano y discípulo de Fidel Castro, Hugo Chávez, también está enterrado en un gran mausoleo: El Cuartel de la Montaña. Se trata de un antiguo museo militar que fue usado como cuartel general de las fuerzas golpistas dirigidas por Hugo Chávez contra el presidente democrático Carlos Andrés Peres y donde cae derrotado y prisionero. Tras el fallecimiento de Chávez en marzo de 2013, el gobierno de Nicolás Maduro decidió adecuar el espacio para que funcionara como mausoleo y museo donde se exhibieran objetos relacionados con la vida del presidente fallecido, conservando su condición de Museo Militar.