El futuro político de Uruguay en pausa: Todo se resolverá en una segunda vuelta entre el Frente Amplio y el Partido Nacional

El futuro político de Uruguay en pausa: Todo se resolverá en una segunda vuelta entre el Frente Amplio y el Partido Nacional
Daniel Martínez del Frente Amplio y Luis Lacalle Pou del Partido Nacional PD

Las cartas están jugadas en Argentina, pero no así en Uruguay. El gobernante Frente Amplio (FA) y el opositor Partido Nacional (PN) tendrán que decidir en segunda vuelta a finales de noviembre quién llevará las riendas de Uruguay en los próximos cuatro años, según conteos preliminares. Con un 97% de las boletas escrutadas por la Corte Electoral, Daniel Martínez, del oficialista FA, obtuvo el 40% de los votos, mientras Luis Lacalle Pou, del centroderechista PN sumó un 29%.

En el país suramericano se precisa contar con el 50% más uno para ganar en primera vuelta, de lo contrario, los dos candidatos más votados irán al balotaje, que se celebrará el 24 de noviembre. Tras conocer los resultados de las proyecciones de las encuestadoras, Martínez aseguró que comenzó «el camino del diálogo» con otras fuerzas políticas y llamó a «apostar por la estabilidad y no a los ajustes» durante la segunda vuelta.

Mientras, Ernesto Talvi, el candidato del Partido Colorado, que quedó en tercera posición con caso el 13% de los votos, según las proyecciones, anunció que apoyará al candidato del PN en la segunda vuelta. Uruguay fue a las urnas este domingo para elegir su presidente y renovar su Congreso, en unos comicios en los que está en juego la continuidad de un modelo de izquierda que gobierna hace 15 años y la posibilidad de un cambio hacia la derecha.

Los uruguayos también votaron por una reforma constitucional que incluye el establecimiento de una fuerza policial militar, que, según las proyecciones, no obtuvo los votos suficientes. Uruguay ha sido considerado por mucho tiempo un bastión de paz y estabilidad en una región a menudo turbulenta, pero un aumento en algunos crímenes reportados el año pasado alimentó un debate sobre cambios constitucionales para mejorar la seguridad.

Dos visiones de país

Martínez, que aspira a la presidencia tras 15 años del Frente Amplio en el poder, basa su propuesta en profundizar un modelo de desarrollo económico con inclusión social. Como candidato oficialista, el ingeniero socialista de 62 años basó su campaña en la necesidad de un cuarto gobierno de izquierda consecutivo para «no perder lo bueno» y, a su vez, «hacerlo mejor».

«Hay que tratar de sacar todo ese ruido de que el país es un desastre», afirmó recientemente en un acto de campaña Martínez, quien es considerado la renovación del partido. Martínez lleva años en la política uruguaya y hasta fue electo alcalde de Montevideo en 2015, cargo al que renunció en abril de este año cuando se confirmó su candidatura a la presidencia.

Sin embargo, no es un líder natural dentro del Frente Amplio como Tabaré Vázquez y José Mujica. «No puede dejar de ser un ingeniero», dijo Mujica a BBC Mundo hace unas semanas. En 2009 y 2014, el FA, una coalición de movimientos de izquierda que rompió en 2005 el monopolio de la presidencia compartido por los partidos Nacional y Colorado desde 1830, tuvo que imponerse en segunda vuelta al no alcanzar mayoría en la primera.

El saliente mandatario Tabaré Vázquez, el primero en ocupar el cargo hace 14 años por esa agrupación, fue sucedido por el exguerrillero José Mujica, que se volvió un símbolo para la izquierda mundial. De resultar electo en noviembre, Martínez no solo tendría que negociar dentro de su partido -una coalición de izquierda que abarca facciones diversas- sino también dentro del Parlamento, donde todo parece indicar que el Frente Amplio tendrá que gobernar sin mayoría por primera vez en sus 15 años en el poder.

Segundo balotaje

Lacalle, con solo 46 años,irá a su segundo balotaje representando al Partido Nacional. En las elecciones anteriores, el abogado y actual senador perdió en segunda vuelta con Vázquez. Además de haber sumado esa experiencia, esta vez llegó como «el líder del partido y no solo el candidato», dijo el politólogo Gerardo Caetano en entrevista con el programa televisivo Desayunos informales.

Para Caetano, su compañera de fórmula, Beatriz Argimón, es a su vez «una figura que tiene llegada en el Parlamento y tiene vocación de acuerdos». No en vano, el eslogan de su campaña es «Lo que nos une», al cual suma la etiqueta o hashtag «es ahora», en referencia a la necesidad de un recambio democrático.

Pero Lacalle tiene una cantidad de etiquetas concebidas sobre su persona, quizás más evidentes que en otros candidatos, las cuales debe tirar abajo para sumar votos que vengan de fuera de su partido. «Tenía la idea de él como una persona de una familia acomodada, hijo de un expresidente (Luis Alberto Lacalle), que vive en un barrio privado y que no tiene ni idea de la realidad que lo circunda», reconoció la semana pasada en la radio Carve el periodista Alfredo García, quien publicó un libro sobre el candidato.

A esto se suma la etiqueta que desde el Frente Amplio se le suele colocar, haciendo un paralelismo entre Lacalle y el presidente de Argentina, Mauricio Macri. «(Macri) pintaba todo fácil y lamentablemente ya sabemos lo que pasó, que la verdad fue un desastre», dijo Martínez en la apertura del debate presidencial que mantuvo con Lacalle a principios de este mes.

En esa oportunidad, Lacalle catalogó a la comparación como «una falta de respeto a la opinión pública» y dijo que no cometería «el error» de decir que el Frente Amplio es similar al kirchnerisimo. El que sea elegido finalmente en la segunda vuelta asumirá el cargo el 1 de marzo de 2020.

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