José María Aznar no se olvida de la lucha contra la dictadura de Venezuela. El expresidente español se refirió a las oportunidades desaprovechadas, la necesidad de intervenir, el rol de Cuba y los desafíos de las democracias liberales estuvieron entre los temas abordados durante una entrevista con NTN24 durante el IV diálogo presidencial y la cátedra Mezerhane que se desarrolla en Miami.
Idania Chirinos, directora de contenidos del medio colombiano, estuvo a cargo de la entrevista con el político español, quien fuera presidente entre los años 1996 y 2004, y referente del Partido Popular.
—Presidente Aznar, primero gracias por acompañarnos hoy, por estar aquí. Yo comenzaría preguntándole, en base a lo que escuchamos en el foro de hoy, ¿qué ha fallado a nivel regional, que hoy las cosas parecen haber retrocedido y no tenemos la misma sensación que hace diez meses atrás, por ejemplo, cuando pensábamos que el problema de Venezuela tenía una salida? Y hoy tenemos la sensación de que Maduro está allí, y que está atornillado, y que pareciera que va ganando, porque perdiendo no está.
—La política es un ejercicio de aprovechar oportunidades, y si las oportunidades se desperdician pues entonces surgen otras realidades que las sustituyen. Hubo un momento en el cual había una conjunción de gobiernos muy favorables, que fueron capaces de hacer la declaración de Lima, que fueron capaces de moverse en la OEA, que parecían capaces de articular una política. En gran medida esa iniciativa sigue, pero su impulso en gran medida se ha perdido y eso es lo que motiva que Maduro siga en el poder en Venezuela. Al final, solamente, como yo he dicho desde hace tiempo —y lamento tener que autocitarme en eso— pero solamente una intervención era posible para acabar con el régimen de Maduro. Y como no se ha producido, pues el régimen Maduro sigue, y eso tiene una lectura muy negativa para todo el mundo.
—Cuando usted se refiere a una intervención, el problema es que pareciera que ningún país está dispuesto a intervenir.
—Excepto los que ya han intervenido. Cuba ha intervenido. Rusia ha intervenido. China ha intervenido. Pero los que deben intervenir no intervienen. Pues eso hace que se consolide una situación que produce unos efectos muy relativos al resto. Porque al final, los ciudadanos dicen ‘bueno, pues aquí va ganando este, y van perdiendo estos otros’. Y es la misma situación que se produce en otras partes del mundo cuando no se toman las decisiones necesarias para cambiar las cosas.
—Cuando uno dice que Juan Guaidó es un presidente interino, pero un presidente apoyado por más de 60 países.. ¿de qué sirve?
—Esa es una buena pregunta para determinar que la situación es una situación bastante penosa. Cuando sesenta países, encabezados por el país más poderoso del mundo, reconocen a un presidente y no pasa nada, pues la verdad es que no se ha avanzado mucho. La consolidación de esa situación solo puede producir efectos más negativos. Porque es una lectura muy sencilla: quién gana y quién pierde. Normalmente los que van ganando estimularán todo tipo de movimientos en distintos países que les consoliden su posición, y eso es lo que está pasando en este momento.
—Cuando tengo oportunidad de conversar sobre este tema de Venezuela o de lo que pasa en la región, muchos analistas, ex presidentes, siempre ponen a Cuba como detrás, como motor. No solo detrás de lo que pasa en Venezuela, sino también detrás de lo que pasa en Bolivia, detrás de lo que ha pasado en Ecuador… Cuba siempre allí. ¿Cómo explicar la apertura, el apoyo, el acercamiento de España en este momento con Cuba?
—Yo no he cambiado de posición con relación a Cuba. En el año 1996, planteé una posición común a la Unión Europea que ha durado hasta hace muy poco tiempo, y que desgraciadamente ha sido modificada, y que era muy clara: la cooperación no es posible si no existe un respeto a los derechos humanos, y a la disidencia cubana claramente un respeto muy manifiesto. Esa posición se ha abandonado, y se ha llegado incluso a la contraria, es decir, que los Estados Unidos han reestablecido relaciones diplomáticas con Cuba, sin condiciones. Y otros países también. Entonces hacer eso lo que hace es consolidar la situación de Cuba. Y Cuba tiene una grandísima historia, el régimen castrista, de intervencionismo en otros países latinoamericanos. Es el responsables de muchas muertes, de muchas guerras, de muchas violencias en muchos países latinoamericanos. Mantener esa situación, pues es lo que está ocurriendo. La influencia de Cuba en Venezuela es evidente, la conoce todo el mundo, en las Fuerzas Armadas, en los servicios de inteligencia, en los servicios de información. Y esa penetración en otros países es una realidad que también conocemos. Los que alimentan todas esas cosas se mueven, y efectivamente cuando se cambian las políticas a cambio de nada, desde el punto de vista democrático, de las libertades y de los Derechos Humanos, pasan estas cosas.
—¿Y cómo interpretar la visita de los reyes de España a Cuba? ¿No es un poco consolidar o validar esa política de violación de los Derechos Humanos?
—Esa es una decisión del Gobierno, porque es el Gobierno el que establece la agenda de la visita de los reyes. Los reyes son reyes constitucionales, y por lo tanto es el gobierno el que tiene la resposibilidad. Pero como le digo yo no he cambiado de opinión: mantengo los mismos principios e ideas durante todos estos años.
—El hecho de que el señor Borrel pase a la Unión Europea y vaya a sustituir a la señora Mogherini, ¿cree que insida de alguna manera en que la comunidad europea pueda ser más beligerante quizás en relación a los temas como Venezuela y Cuba?
—Me gustaría creer que será así, pero no estoy seguro que lo sea.
—¿Hay salida para las amenazas a la democracia, presidente Aznar, que hoy hay en América Latina?
—Claro. Pero sobretodo lo que hace falta es que los defensores de la democracia se movilicen. Ya decía un gran pensador conservador, que lo que hace falta para que el mal triunfe es que los hombres buenos no hagan nada. Si los hombres buenos y las mujeres buenas no hacen nada, pues evidentemente lo que son los grandes desafíos a la democracia actual —movimientos autoritarios, neo-totalitarios y populistas— serán los que triunfen. Ojalá no sea así. Los que creemos en las democracias liberales tenemos que movernos, movilizarnos, y hablar y utilizar todas nuestras posibilidades. Y un foro como este es una posibilidad también.