En la escena inicial se pueden observar efectivos militares en la cochera de una casa, fuertemente armados y con los fusiles apuntando para disparar. Como sonido de fondo se escuchan los tiros en la calle.
Un soldado agita la mano y sus compañeros se acercan a la puerta de la vivienda, de donde sale una mujer junto a un joven con gorra y camisa azul.
Se escucha una orden: «¡Sal, Ovidio!», pero el joven vuelve al interior de la casa y trata de cerrar la puerta. La mujer pide calma mientras los soldados exigen que se muestren las manos.
En menos de un minuto, Ovidio Guzmán López, «El Ratón», entrega su pistola a un compañero y sale de la casa. Levanta las manos y se quita la gorra mientras los soldados lo toman de los brazos.
Así fue el intento de arresto de uno de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, «El Chapo», el pasado jueves 17 de octubre en Culiacán, Sinaloa, según las imágenes de lo ocurrido publicadas por las autoridades este miércoles 30 de octubre.
La operación desató una violenta reacción del Cartel de Sinaloa. Cientos de sicarios bloquearon las calles de la ciudad, tomaron como rehenes a una veintena de soldados y atacaron edificios donde viven familias de militares.
Andrés Manuel López Obrador decidió liberar a Guzmán López, el grupo narco había acorralado a los cuerpos policiales en la ciudad.
«Todo esto se desenvuelve en horas, estamos hablando de casi el inicio de una guerra», dijo el presidente.
Este miércoles durante su cotidiana conferencia de prensa matutina se presentó un informe detallado de la fallida operación.
«Acción precipitada»
Desde el pasado 2 de abril en la corte federal de Columbia, Estados Unidos, existe una orden de captura contra Guzmán López, según informó el secretario de la Defensa Luis Crescencio Sandoval González.
El 13 de septiembre el gobierno de ese país solicitó a México que detuviera al hijo de «El Chapo». La operación empezó a planearse desde entonces y hasta el 4 de octubre.
Semanas después, cuando un juez emite una orden de captura para extraditar a «El Ratón», la Guardia Nacional envía un equipo a Culiacán, apoyado por elementos del Ejército.
El plan era detener el 17 de octubre a Ovidio Guzmán en su casa del fraccionamiento Tres Ríos.
Originalmente la estrategia incluía el respaldo de cuatro grupos de militares para vigilar las calles aledañas a la vivienda, pero ese jueves solo uno pudo llegar al sitio.
Parte del problema, reconoció el secretario de la Defensa, fue que se retrasó la entrega de una orden para entrar a la vivienda, por lo que los militares tuvieron que esperar en la cochera y en la calle.
Es una de las fallas que se cometieron, pues la demora intensificó las agresiones del Cartel, reconoció el gobierno.
«Esos violentos acontecimientos fueron propiciados por una acción precipitada, cabe reconocerlo con toda honestidad», dijo el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo.
El resto fue atacado en el camino a la residencia por sicarios del Cartel de Sinaloa, según las autoridades. Los soldados que rodearon la casa de Guzmán López quedaron virtualmente solos.
Intercambiar rehenes
En pocas horas, de forma que parecía coordinada, cientos de jóvenes armados bloquearon calles y avenidas de Culiacán. Un helicóptero militar recibió varios disparos.
Otros jóvenes liberaron a 50 presos que se encontraban en la prisión de Aguaruto, algunos de ellos miembros del Cartel.
Los sicarios también secuestraron a soldados en una caseta de peaje en la carretera al balneario de Mazatlán, y un grupo más disparó contra la unidad habitacional donde viven familias de militares, siempre según la versión oficial.
De acuerdo con el secretario de la Defensa, los sicarios arrojaron granadas que no alcanzaron a explotar, y se metieron a cuatro departamentos para tratar de secuestrar a sus ocupantes.
El Gabinete de Seguridad del gobierno federal, que se encontraba reunido en Ciudad de México, recibió informes de que el Cartel planeaba otros ataques en ciudades de Durango, Sonora y Chihuahua.
Otro informe indicaba el plan de los narcos de intercambiar a los soldados retenidos por Guzmán López, además de su intención de, en algún momento de ese jueves, disparar contra civiles, señalaron las autoridades.
Así, «a las 19:49 se ordena la cancelación de la operación, el retiro de las tropas del lugar donde se encontraban», dijo el secretario Sandoval González.
Ovidio Guzmán López fue liberado. La violencia se redujo paulatinamente.
«Ya me entregué»
Antes de tomar esta decisión, los soldados que pretendían arrestar a «El Ratón» le pidieron que hablara con su familia para que ordenara un cese al fuego.
El momento se registró en un video. Las imágenes muestran a Guzmán López mientras habla por un teléfono móvil.
«Ya paren todo oiga, ya paren todo, ya me entregué», dice. «Ya paren todo, ya tranquilos, ya ni modo».
Pero la llamada no funcionó. «En la comunicación con su hermano éste le establece que no va a cesar», dice el secretario de la Defensa.
«Inclusive lanza amenazas en contra del personal militar y sus familias en esa comunicación».
Guzmán López y sus acompañantes, dos hombres y una mujer, permanecieron en la cochera de su casa durante varias horas, hasta que se ordenó suspender el operativo.
«Fue la mejor decisión», insistió el presidente López Obrador. Intentar llevarse a «El Ratón» a Ciudad de México, como era el plan original, «hubiera causado por lo menos 200 muertos», según sus cálculos.
Liberar al hijo de «El Chapo» fue severamente criticado en medios y redes sociales, y repercutió en la popularidad del presidente.
La empresa de opinión pública Consulta Mitofsky asegura que le costó al menos 4 puntos en las encuestas.
Antes de la fallida operación en Sinaloa, López Obrador tenía un respaldo del 64%. Ahora cayó al 60.
El presidente, no obstante, volvió este miércoles a insistir en su posición: «No se apostó a la guerra, a la confrontación, y se cuidó la vida de las personas que es lo más valioso».