JUAN CARLOS MONEDERO QUEDÓ EN RIDÍCULO AL DEFENDER A LA MINISTRA EN FUNCIONES

El ataque de Celaá a la educación concertada es un reflejo ‘a la española’ del asalto de Hugo Chávez a la educación privada

El ataque de Celaá a la educación concertada es un reflejo 'a la española' del asalto de Hugo Chávez a la educación privada
Isabel Celáa y Hugo Chávez PD

El gobierno interino de España está girando muy rápidamente hacia el pensamiento extremista. Tras el pacto político con Podemos, ahora los representantes del PSOE cargan contra la educación concertada, donde existe una importante presencia de la formación católica. Durante el congreso de Escuelas Católicas, la ministra de Educación y Formación Profesional en funciones, Isabel Celaá, soltó una afirmación que encendió las alarmas en España: “El derecho de los padres a escoger una enseñanza religiosa o a elegir un centro educativo no son una emanación estricta de la libertad de enseñanza reconocidas en el artículo 27 de la Constitución”.

El ataque contra la educación católica forma parte del manual del ‘socialismo del siglo XXI’. Lejos de ser una idea novedosa, Hugo Chávez lo buscó implementar en el sistema educativo de Venezuela desde 2007. El dictador bolivariano llegó a amenazar con cerrar y nacionalizar las instituciones educativas privadas (ya que concertadas no existen en Venezuela) que no se plegasen al «sistema bolivariano de educación» y rechacen la supervisión de su Gobierno: «habrá que cerrarlo, se interviene, se nacionaliza y se asume la responsabilidad de esos niños». Una medida que, curiosamente, comenzó a implementar cuando su hermano Adan Chávez era el ministro de Educación y buscaba implementar un nuevo plan de estudios que no sólo manipulaba la historia de Venezuela, sino que atentaba contra la formación católica.

La limitación del modelo educativo fue una constante del régimen de Hugo Chávez, quien constantemente ideó nuevas fórmulas para hacerse con el control de la educación privada. Una situación que empieza a mostrarse en España. Sin embargo, así como también ocurrió en Venezuela, la sociedad respondió con un fuerte rechazo al abuso de los representantes del Estado. En el caso de España, los primeros diques de contención han sido los representantes de las Escuelas Católicas y del arzobispo de Madrid Carlos Osoro, a lo que siguió Pablo Casado, el partido de Santiago Abascal (Vox) e Inés Arrimadas, la cara visible de Ciudadanos tras la dimisión de Albert Rivera.

Juan Carlos Monedero, exasesor del chavismo, ha defendido férreamente las declaraciones de Celaá en el ‘Programa de Ana Rosa’, sus comentarios han sido rápidamente ignorados. El fundador de Podemos argumentaba que no se podían destinar recursos públicos para una formación católica, pero la propia Ana Rosa Quintana le ha callado la boca al decirle: «dejen de prohíbir a los españoles qué pueden hacer». Si bien el defensor de dictadores como Nicolás Maduro, Evo Morales o Daniel Ortega atacó a la iglesia por «dar más dinero a Carlos Herrera que a Cáritas», el exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo le ha recordado que los ciudadanos pagan impuestos al Estado para poder escoger, entre otras cosas, la formación que crean idónea para sus hijos.

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Autor

Manuel Trujillo

Periodista apasionado por todo lo que le rodea es, informativamente, un todoterreno

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