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Un soldado toma entre sus manos una bazuca. Inca la rodilla contra el suelo, apunta durante unos segundos y dispara con acierto a la vivienda donde se encuentra resguardado Óscar Pérez. Tras la explosión, un silencio sepulcral y una nube de escombros que hace pensar que es imposible sobrevivir a la brutalidad de dicho ataque. La dictadura de Nicolás Maduro sepultaba de un cañonazo el intento del inspector del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) de luchar contra el régimen y, al mismo tiempo, mandaba un mensaje para aquellos funcionarios de las fuerzas de seguridad que están en contra de la rienda política que ha tomado Venezuela: toda traición se pagará con la muerte.
Un abanico de dudas y versiones quedaron sueltas tras declarar muerto a Óscar Pérez en la que, posteriormente, quedaría bautizada como la «Masacre del Junquito». Ahora, más de 400 pruebas han sido presentadas ante la Corte Penal Internacional (CPI) por los diputados venezolanos Wilmer Azuaje y Franco Casella. Una batería de fotografías, vídeos y documentos que demuestran que el famoso inspector del CICPC y sus compañeros fueron ejecutados posteriormente al brutal ataque con la bazuca. En las imágenes se puede observar cómo todos los cuerpos cuentan con una ‘bala de gracia’ en la cabeza, además de un gran número de impactos que demostrarían que las víctimas intentaron protegerse con sus manos y brazos de los disparos realizados a quemarropa.
Las dantecas imágenes permiten evidenciar que, a pesar de que Óscar Pérez y sus compañeros se rindieron antes de ser acribillados (como queda reflejado en los vídeos difundidos por el propio inspector del CICPC en sus redes sociales), las fuerzas de seguridad chavistas utilizaron un uso desmesurado de la fuerza, además de que accionaron armas de fuego de alto calibre a pocos centímetros de sus víctimas, lo que generó que algunos cuerpos muestren signos grotescos como la desaparición de la mitad de la cabeza (imágenes que no publicaremos por respecto a los familiares de las víctimas).
Un funcionario exiliado en Perú ha enviado a Periodista Digital América (PD América) imágenes inéditas de la «Masacre del Junquito» y de la autopsia realizada por los cuerpos de seguridad venezolana. Una pequeña muestra del material que tiene en sus manos la fiscal Fatou Bensouda, quien tiene muy cerca en su ámbito personal a Haifa El Aissami, hermana del vicepresidente Económico de Venezuela Tarek El Aissami, quien a su vez es acusado de narcotráfico por Estados Unidos y se encuentra en la lista de los 10 hombres más buscados por su vinculación con el narcotráfico internacional. Aunque el diputado venezolano Wilmer Azuaje no ha querido entrar en valoraciones personales sobre la fiscal de la Corte Penal Internacional, sí está convencido de que «las 400 pruebas que hemos presentado en La Haya deben ayudar a que Europa cese su complacencia ante la dictadura chavista». «Hemos visto que, a pesar de que han reconocido a Juan Guaidó, aún mantienen a las embajadas del chavismo y facilitan que los bienes venezolanos en el continente sean gestionados por el régimen de Maduro», agrega.
El expreso político y víctima de la tortura bolivariana también recuerda que «en Europa necesitan ver la realidad de lo que suceda en Venezuela, por duro que sea», y destaca que resulta indignante que instituciones como la ONU no tuvieran pruebas de lo sucedido con Óscar Pérez y sus compañeros.
«He tenido las imágenes desde hace más de un año, pero quería dejar pasar un poco de tiempo para mostrar las imágenes a las autoridades internacionales sin ofender el luto de sus familiares», sentencia Azuaje, mientras que el funcionario exiliado en Perú que ha enviado las fotos a Periodista Digital América (PD América) afirma que «sólo temo que ahora estemos retomando este tema muy tarde. Aunque jugamos con la ventaja de que los crímenes de lesa humanidad no prescriben». En este sentido, explica que el contenido ya está en manos de la Corte Penal Internacional, pero también de la propia ONU, de la OEA y del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Estas son las fotos inéditas de la «Masacre del Junquito»