17 muertos, ocho autobuses destrozados, un helicóptero derribado: no estamos en Somalia, estamos en Rio de Janeiro, sede de los JJ.OO. de 2016
Un helicóptero derribado, 17 muertos, ocho autobuses destrozados es el balance hasta hoy de la asonada de violencia vivida este fin de semana en Rio de Janeiro. La resaca de euforia por la designación como sede de los Juego Olímpicos del 2016 acabó y la ciudad ha regresado a la rutinas diaria, pero con más violencia.
La policía informó de que los cuerpos de dos personas, vestidos con ropas de camuflaje, fueron hallados en una zona boscosa próxima a la favela en la que se registraron los principales enfrentamientos.
El hallazgo de más cuerpos y nuevos tiroteos elevan la cifra de víctimas en un sector de Río de Janeiro donde se ha desatado una «guerra abierta» entre narcotraficantes y policías, que empezó el sábado con un tiroteo espectacular,
La ola de violencia empezó el sábado cuando narcotraficantes de facciones rivales se enfrentaron por el control del comercio de drogas.
La policía intervino y la operación condujo a fuertes tiroteos y posteriormente a la caída de un helicóptero.
La policía militarizada montó un gabinete de gestión de crisis, suspendió francos de los policías y ocupó las entradas de la mayor favela de la ciudad, la Rocinha, en la zona sur de Río de Janeiro.
El gobernador de la provincia de Río, Sérgio Cabral, dijo que la lucha contra el crimen en la capital es permanente y que «esa no es una política de corto ni mediano plazo».
Los continuos enfrentamientos entre las bandas rivales de traficantes de drogas por el control de puntos de venta en las favelas y tiroteos entre éstas, la Policía y los grupos parapoliciales ilegales han convertido a Río de Janeiro en una de las ciudades más violentas de Brasil.
Los incidentes del sábado generaron pánico en una amplia región de Río de Janeiro y las imágenes fueron trasmitidas por redes de televisión de todo el mundo dos semanas después de que la ciudad fuera escogida como la sede de los Juegos Olímpicos de 2016.