Hay un debate sobre los límites a la libertad de expresión en aras de un desarrollo equitativo de la sociedad
La canción se titula «Unas nalgadas». La tunda se propina con pencas de nopal y como no podía ser menos, ha desatado una enconada polémica.
Para quién no esté al tanto, aclaramos que el nopal es un tipo de cactus grande, se conoce popularmente como chumbera y forma parte de la gastronomía mexicana.
Pero no es por el lado culinario, por donde ha estallado el asunto. La clave de la broma es el tema de fondo.
Hay quien lo ve inocente y muchos o muchas que entienden que se trata de pura apología de la violencia machista.
A l ahora d ela verdad, ha vuelto a poner sobre el tapepte el inacabado debate a favor de la convivencia civilizada entre hombres y mujeres en México.
Quien s eestá llevando los palos es, ni más ni menos que Alejandro Fernández, El Potrillo.
Porque la letra se las trae:
«Unas nalgadas con pencas de nopal es lo que ocupas por falsa y traicionera como te amaba que bruto que animal como fui a dar mi amor a la ligera».
Confiesa en El País Gabriela Warkentin -Directora del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México; Defensora del Televidente de Canal 22; conductora de radio y TV y articulista- no saber si si cuando Fernández, conocido cantante mexicano que alterna entre el pop y la ranchera, presentó hace apenas unos días su nueva producción discográfica -Dos Mundos: Evolución + Tradición-, imaginó siquiera la reacción que provocaría.
Su conclusión es que posiblemente no sabía.
Y aclara que fue una canción la que lo comenzó todo: el tema «Unas Nalgadas», corridillo juguetón y pegajoso, propone sanar el despecho amoroso mediante una leve tunda a la ingrata, tunda con pencas de nopal a más espinosas (no se explicita lo de espinoso, pero quien haya tocado una penca de nopal, sabrá de lo que hablo).
La respuesta fue casi inmediata.
Malú Micher, directora del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal, acusó a Fernández de promover la violencia hacia la mujer a través de esta propuesta musical.
Las palabras de Micher encontraron eco en diversos espacios mediáticos, incluidos algunos de los noticiaros más escuchados de la radio mexicana.
El Potrillo salió al quite argumentando que nunca pretendió ofender a las mujeres y que «su nueva canción es una metáfora cargada de picardía mexicana».
Hasta aquí el episodio, que podría haber quedado como tal, si no se tratara de uno de los cantantes más populares de habla hispana, y si el tema no fuese tan delicado: no sólo el de la violencia en contra de las mujeres, sino también el de los límites a la libertad de expresión en aras de un desarrollo equitativo de la sociedad.
En México, como en muchos otros lugares, se lleva arduo camino recorrido para combatir la violencia de género.
Desde el 2006 se aprobó la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, y a partir de diversos foros e instancias se busca a diario no sólo proteger a las mujeres agredidas, sino también prevenir conductas de riesgo y fomentar una cultura de respeto a las diferencias.
Todo esto no es cosa menor en un país en donde casi el 50% de las mujeres ha sido víctima de la violencia por parte de sus parejas sentimentales (según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares) y donde un 92% afirma haberse sentido intimidada en espacios públicos o comunitarios.
Agreguemos a estas cifras propias de la vida doméstica el registro de las miles de mujeres asesinadas en diferentes zonas del país (una de las más sonadas, sin duda, la fronteriza Ciudad Juárez) y entenderemos que el tema de la violencia de género no es ni cosa del pasado, ni moda pasajera, ni tema de «viejas alborotadas».
¿Fueron entonces inoportunas las nalgadas de Alejandro Fernández? ¿Promueven este tipo de canciones la violencia en contra de la mujer? ¿O la justifican por lo menos?
¿Debemos prohibir estas manifestaciones en aras de un bien mayor?
Vaya dilema.
ALEJANDRO FERNÁNDEZ PIDE PERDÓN
El cantante mexicano, Alejandro Fernández, que ha desatado la polémica en México por aludir de forma explícita a la violencia contra las mujeres, se ha disculpado:
«Jamás pensaría en ofenderlas, nunca grabé esta melodía para ofender a alguna mujer en especial».
Tras la publicación del álbum Dos mundos, la directora del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal, Martha Lucía Micher Camarena, había considerado, que Alejandro Fernández promueve la violencia hacia el género femenino.
El cantante piede perdón y se justifcia alegando que «su nueva canción es una metáfora cargada de picardía mexicana».
NOTA.- pinchar para leer completo en El país el artículo de gabriela Warkentin: «Cuando golpear a una mujer se vuelve canción«.