"Se han caído tantos edificios que muchos barrios han quedado completamente destruidos. En algunos barrios ni siquiera se ve ya a nadie, por lo tanto, no sé dónde está la gente"
En fuerte terremoto de magnitud 7,3 en la escala de Richter que sacudió Haití, el país más pobre del continente americano ha provocado un reguero de muerte y destrucción. El seísmo se produjo a las 16.53 de ayer martes (22.53 en la España peninsular), seguido de varias réplicas de fuerte magnitud que han obligado a los haitianos a dormir a la intemperie.
El primer ministro señala que el seísmo ha provocado la muerte de cien mil personas. Esta mañana, la capital Puerto Príncipe era un escenario de desolación. Los graves daños de infraestructura vial están impidiendo que la ayuda llegue a su destino y es la misma población con sus propias manos, la que está buscando con desesperación a los desparecidos bajo escuelas, hospitales, edificios y barriadas pobres que se han venido abajo por completo.
El brusco movimiento de tierra -el peor que se ha registrado en ese país en dos siglos- se cebó con la capital, Puerto Príncipe, donde los daños materiales han sido cuantiosos y las víctimas mortales se cuentan por decenas de miles, según relatos de testigos y las autoridades.
El presidente haitiano, René Préval, ha considerado que el terremoto puede haber dejado miles de muertos si bien ha admitido que aún no ha sido posible realizar una «evaluación» sobre las consecuencias de la catástrofe. Horas después, el primer ministro, Jean Max Bellerive, ha cifrado en «cientos de miles» los fallecidos a causa del terremoto, en una entrevista con la CNN. «Más de 100.000 personas podrían haber muerto», ha dicho a Reuters.
El embajador de Hatí ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Duly Brutus, también ha hablado hoy de «docenas de miles de víctimas» y ha pedido más que nunca la ayuda de la comunidad internacional. La Cruz Roja, a falta de cifras oficiales, calcula en más de tres millones los damnificados.
«Tenemos que hacer una evaluación», ha reconocido Préval en sus primeras declaraciones publicas realizadas al diario Miami Herald, calificando la escena en la capital de «inimaginable». «El Parlamento se ha venido abajo, la oficina de Hacienda se ha venido abajo, las escuelas se han derrumbado, los hospitales se han derrumbado», ha explicado. El ex presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide, también ha calificado la situación como «una tragedia que desafía a la comprensión».
Sin cifras oficiales aún, el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, ha informado de que no descarta que haya víctimas entre los cerca de 100 españoles en el país caribeño. Sin embargo, esta tarde fuentes del Ministerio del interior Exteriores han dicho a la agencia EFE que los 41 policías y guardias civiles españoles desplegados en la misión de la ONU en Haití se encuentran en buen estado. Francia, por su parte, ha comunicado que hay a al menos 200 desaparecidos en un importante hotel de la ciudad.
Los equipos de rescate locales ayudados por la gente de a pie trabajan desde esta madrugada (hora española) a contrarreloj para sacar de entre los escombros a supervivientes. Imágenes difundidas por canales locales muestran a muchos pobladores removiendo piedras, y clamando por ayuda.
Varios edificios se han derrumbado por completo, entre ellos un hospital y una escuela. Los muros de una cárcel de Puerto Príncipe también se han desplomado, provocando la fuga masiva de presos, informan las autoridades.
También ha sufrido daños considerables el edificio de cinco pisos que alberga la misión de Naciones Unidas (ONU) y el palacio presidencial, aunque el embajador de Haití en México ha confirmado que el presidente Préval está sano y salvo. Algunos funcionarios del organismo internacional permanecen en paradero desconocido, según un comunicado de la misión de la ONU. El arzobispo de Puerto Príncipe, Monseñor Serge Miot, se encuentra entre las víctimas mortales, según ha informado la agencia de noticias MISNA.
El embajador de Haití en Estados Unidos ha asegurado a la CNN que se trata de «una catástrofe de gran magnitud». El presidente estadounidense, Barack Obama, ha declarado poco después de la medianoche (hora española) que su país «está preparado para ayudar al pueblo de Haití».