"Muchas amigas de Hamburgo, donde vivo, me contaron que al beber ayahuasca se pusieron muy contentas y lograron una limpia interna. Que era una bendición vegetal"
Catina Uti Klingelfeld, de 23 años, resultó con grandes hematomas en el rostro y el cuerpo a manos del chamán que contrató para el ritual y por un vecino de este. La peor experiencia de su vida pasó una estudiante alemana que llegó hasta nuestro país para cumplir con la expectativa que tenía hace mucho tiempo: la de beber la Ayahuasca.
Para someterse a una de estas sesiones rituales que incluyen la ingesta del líquido de la famosa «planta sagrada», Catina Uti Klingelfeld pagó 450 soles y viajó desde Iquitos hacia la espesura de la selva peruana, en la localidad de Barrio Querido, donde se iba a poner en contacto con el curandero Ángel Alvarado Quiroz.
«Muchas amigas de Hamburgo, donde vivo, me contaron que al beber ayahuasca se pusieron muy contentas y lograron una limpia interna. Que era una bendición vegetal», manifestó la joven extranjera en un reportaje emitido por el programa de TV «Punto Final».
Fueron tres sesiones, las dos primeras Catina experimentó la expulsión de sus demonios internos y muchas de las sensaciones que ya le habían comentado. Sin embargo, su pesadilla empezó en la tercera cita: «Tomé la Ayahuasca pero esta vez fue diferente, sentía que me desvanecía, escapé y perdí la memoria».
Vejada y golpeada brutalmente
La joven alemana fue alcanzada por uno de los vecinos contratados por el chamán para el ritual identificado como Wildoro Amasifuén Sinarahua quien, según denunció, «la obligó a practicarle sexo oral y la ultrajó».
Al recuperar la conciencia, Catina reparó en que tenía gran cantidad de raspones, rasguños, así como grandes hematomas en el rostro, los muslos y las piernas. En todo momento, confesó, su agresor la amenazó con una escopeta.
Pese a esta imborrable vivencia, Catina Uti permanecerá en el Perú hasta que Wildoro Amasifuen sea capturado. La extranjera no solo lo ha sindicado a él como el autor de estos horribles abusos, sino también al curandero Ángel Alvarado.
Amasifuén ha escapado y dejó una carta de despedida a sus familiares mientras que Alvarado permanece realizando sus quehaceres, de manera normal, sin que nadie lo dentenga.