Nosotros convivimos con ratas, con cucarachas, con alacranes... Y les voy a hablar claro, como les tiene que hablar una persona cuando tiene que decir la verdad:¡con la mierda!¡con el excremento!
«Las prisiones cubanas no son pésimas, sino más que pésimas. Nosotros convivimos con ratas, con cucarachas, con alacranes… Y les voy a hablar claro, como les tiene que hablar una persona cuando tiene que decir la verdad:¡con la mierda!¡con el excremento!. No es mentira». Así se explayó, en rueda de prensa, Julio César Gálvez Rodríguez, periodista cubano quien hace unos días fue liberado por la dictadura de los hermanos Castro.
Al igual que él son siete los periodistas que han llegado a España en calidad de desterrados, aunque según denunciaron a los hombres de prensa reunidos este mediodía en el local de la Asociación de la Prensa de Madrid, la situación es muy confusa para ellos. «Estamos en un limbo jurídico» señalaron con unanimidad.
Julio César Gálvez R es un periodista independiente que durante la «Primavera negra» en el año 2003 fue encarcelado y condenado a quince años de prisión.
Casado con Beatríz del Carmen Pedroso, se desempeñó en la isla como atleta, entrenador y dirigente deportivo. Su paso por el periodismo se remonta a 1975 cuando hizo de corresponsal y narrador deportivo. Su delito: decir la verdad.
Ex presos afirman que no se sienten libres
Los disidentes carecen de papeles que acrediten que no regresarán a prisión, según dijeron ellos mismos, y aseguraron que jamás pedirán autorización para regresar a Cuba.
«Si tenemos que pedir un permiso para regresar a la patria, es que no somos libres, no somos inmigrantes, sino que somos refugiados», manifestó Julio César Gálvez, quien compareció ante la prensa española con Omar Rodríguez, Normando Hernández, Ricardo González, José Luis García Paneque y Léster González.
Los seis forman parte del primer grupo, de siete ex presos, que arribó a España el martes. Un día después aterrizaron en Madrid otros dos disidentes, a los que hoy estaba previsto que se unieran dos más junto a sus familias. Uno de ellos, Luis Milán, ya aterrizó a primera hora de la tarde en Madrid y se esperaba que en breve lo hiciera Mijail Bárzaga.
«El fin del camino es que regresemos a Cuba sin riesgo a ser encarcelados, y la democracia. Si no, no habremos ganado nada», dijo por su parte González.
El régimen cubano decidió la semana pasada excarcelar a 52 presos políticos, como resultado de su diálogo con la Iglesia Católica. El anuncio se produjo durante la visita del ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, a la isla.
Los 52 opositores irán siendo liberados a lo largo de tres o cuatro meses, según el acuerdo Iglesia-Estado. Veinte de ellos, incluidos los que ya están en Madrid, expresaron su deseo de viajar a a España, mientras que al menos diez habrían decidido quedarse en la isla.
Son los pertenecientes al Grupo de los 75 que aún quedaban en prisión. Fueron encarcelados en la llamada «Primavera Negra» de 2003 y condenados a penas de entre seis y 28 años de cárcel, acusados de trabajar a favor de Estados Unidos. Su encarcelamiento provocó un drástico alejamiento de la comunidad internacional hacia la isla.
Los disidentes dijeron que su excarcelación no debe ser suficiente para que la Unión Europea (UE) modifique su «posición común» hacia la isla.
El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ya intentó modificar esa «posición común» durante su presidencia del bloque europeo, en el primer semestre de este año, pero no lo logró por el desacuerdo de algunos países como Alemania y República Checa.
Tras la decisión del régimen cubano de excarcelar a 52 presos políticos, el ministro Moratinos manifestó que la UE debería poner fin a esa política, que desde 1996 condiciona las relaciones al avance en la isla de los derechos humanos y las libertades civiles.