"Nuestra salida a España no debe ser considerada un gesto de buena voluntad, sino como una acción desesperada del régimen en la búsqueda urgente de créditos de cualquier tipo"
Los once ex presos políticos cubanos que llegaron como exiliados a España en los últimos días denunciaron ayer que se sienten «engañados» ante lo que consideran incumplimientos por parte del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
«El Ejecutivo español no ha cumplido con su compromiso de asesoramiento legal y ayuda económica para su manutención y el alquiler de viviendas. Hasta ahora sólo la Cruz Roja española ha ofrecido ayuda «, dijo Julio César Gálvez, en declaraciones que reproduce la agencia alemana DPA.
Los disidentes volvieron a rechazar tajantemente un cambio en la «posición común» de la Unión Europea (UE) hacia Cuba.
«Nuestra salida a España no debe ser considerada un gesto de buena voluntad, sino como una acción desesperada del régimen en la búsqueda urgente de créditos de cualquier tipo», indicaron en un comunicado leído por Gálvez en el hostal de Madrid en el que se encuentra alojados.
«Deben saber lo que pasa dentro de la isla antes de decidir el futuro de la política de Europa hacia Cuba», dijo por su parte Ricardo González Alfonso, que pidió poder acudir al Parlamento Europeo para explicarlo. La comparecencia de los disidentes tuvo lugar pocas horas antes de una reunión en el Ministerio de Exteriores.
El régimen cubano decidió la semana pasada excarcelar a 52 presos políticos, como resultado de su diálogo con la Iglesia católica. El anuncio se produjo durante la visita a la isla del ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos.
Los 52 opositores irán siendo liberados a lo largo de tres o cuatro meses, según el acuerdo Iglesia-Estado. Veinte de ellos, incluidos los 11 que ya están en Madrid, expresaron su deseo de viajar a España, mientras que al menos diez habrían decidido quedarse en la isla.
Desde su llegada a Madrid, las críticas de los disidentes al gobierno español han sido constantes. La semana pasada aseguraron no sentirse libres en España, al no saber cuál es su estatus. También han criticado el hostal en el que están alojados temporalmente junto a sus familias.
También se mostraron contrarios a ser enviados a distintos puntos del país. «Yo no me voy de aquí», dijo Gálvez. «El gobierno de España no puede engañar a los presos».