La violencia atribuida al crimen organizado en la frontera continuó afectando las capacidades policiales de México, creando «vulnerabilidades potenciales» que terroristas que buscan acceso a EE.UU. podrían explotar, advirtió hoy el Departamento de Estado.
En su informe anual sobre la cooperación internacional en la lucha antiterrorista en 2009, el Departamento de Estado elogió el firme compromiso de México en la lucha contra el crimen organizado y su permanente vigilancia contra amenazas terroristas dentro y fuera de su territorio.
Sin embargo, destacó un aumento «significativo» en el crimen organizado y la narcoviolencia en varios tramos de la frontera entre EE.UU. y México y en regiones donde se cultiva la marihuana.
Los carteles de la droga utilizan con más frecuencia tácticas terroristas «al estilo militar» para atacar a las fuerzas de seguridad mexicanas, continuó el análisis.
No hay evidencia de vínculos entre los grupos del crimen organizado y grupos terroristas domésticos e internacionales, agregó.
Pero «la violencia atribuida a grupos del crimen organizado en la frontera, sin embargo, continuó presionando las capacidades policiales de México, creando potenciales vulnerabilidades que terroristas que buscan acceso a EE.UU. podrían explotar», advirtió el informe.
«No hay indicios de que organizaciones terroristas utilizaron a México como conducto para actividades ilícitas. Sin embargo, la naciente capacidad de México para combatir el lavado de dinero sugirió una vulnerabilidad potencial», agregó el Departamento de Estado en su apartado sobre ese país.
El Gobierno de México aumentó sus esfuerzos para mejorar la coordinación intragubernamental, como parte de su campaña para combatir el crimen y evitar el terrorismo, dijo el informe.
Asimismo, destacó el esfuerzo bilateral para responder a los retos en las fronteras de México, incluyendo el envío de dos equipos de expertos estadounidenses a la frontera sur del país para evaluar la situación sobre el terreno.
La frontera de México con Guatemala y Belice «sigue muy porosa y podría servir como un potencial punto de tránsito terrorista», advirtió el documento.
Ambos países también acordaron coordinar sus acciones en los puertos de entrada en la frontera común para interrumpir el flujo de armas ilegales y de dinero que, según Washington, nutren la narcoviolencia en la zona.