"Es algo contra lo que deberíamos precavernos, intentando que el libro electrónico mantenga lo que ha sido la literatura en sus exponentes más grandes, creativos", dijo en el programa de Andrés Oppenheimer
El premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, advirtió que el libro electrónico trae el riesgo de una banalización y empobrecimiento de la literatura que se escriba para este nuevo formato.
«Hay siempre el riesgo que la literatura que se escriba para las pantallas, dé mucha entrada a la trivialización, banalización, a un empobrecimiento de tipo intelectual, algo que por desgracia ha pasado por ejemplo con la televisión», indicó.
Señaló que la televisión, por una parte es una fuente extraordinaria de información, pero por otra parte, los productos que se crean para la televisión son muy triviales, banales comparados con los productos creativos que llegan a los libros.
Afirmó que el libro electrónico es una realidad que no se puede detener, porque uno va a poder viajar «con una biblioteca en el bolsillo», pero conlleva el riesgo de traer un empobrecimiento de la calidad literaria.
«Es algo contra lo que deberíamos precavernos, intentando que el libro electrónico mantenga lo que ha sido la literatura en sus exponentes más grandes, creativos», dijo en el programa de Andrés Oppenheimer.
El Nobel de Literatura 2010, confesó que sintió «un cierto estremecimiento» cuando entró a una gran librería de la cadena Barnes & Noble en la Quina Avenida de Nueva York, y encontró que toda la primera planta estaba prácticamente dedicada a promover los libros electrónicos, y los de papel habían «sido expulsados» a las plantas superiores.
«Creo que el libro de papel va a sobrevivir, pero que probablemente va ir siendo arrinconado a un margen y que al final tendrá seguramente una vida de catacumbas, que puede significar una vida de muchos millones de lectores», dijo.
En ese sentido, señaló que «quizá»ese libro marginal compense de alguna manera su audiencia menor con un mayor rigor, calidad, creatividad.
«No creo que desaparezca, quedará una minoría de lectores que seguirá prefiriendo el viejo libro de papel, tinta, que podrá desglosar antes de leerlo», subrayó el autor de «Conversación en la Catedral».
Más oportunidades
«Creo que ahora un escritor joven latinoamericano tiene muchas más oportunidades, que las que teníamos cuando los de mi generación comenzamos a escribir», subrayó.
Refirió que en esa época escribir «era llorar» en América Latina, porque no habían casas editoriales, salvo en Argentina y México; y muchas veces los escritores publicaban «de sus bolsillos», y apenas un puñado de escritores podían vivir de sus libros.
«Creo que eso ha cambiado, no digo que no tengan dificultades, pero hay muchas más editoriales, las fronteras que tenían balcanizada a América Latina desde el punto de vista cultural se han ido eclipsando, hoy día los libros en español circulan en 20 países y en España», indicó.
Señaló que hay muchos escritores muy importantes en América Latina que merecen recibir el premio Nobel, empezando por el mexicano Carlos Fuentes, de quien estaba seguro que iba a recibir dicho reconocimiento, a diferencia de él mismo que nunca pensó en recibir tal distinción.
«Creo que la literatura latinoamericana está muy viva y coleando, tiene una aceptación en el mundo entero, que constantemente están surgiendo nombres nuevos de escritores latinoamericanos», agregó.