Para los catalanes los aspectos más negativos del fenómeno son los problemas de integración y el choque cultural (17,1%), y el incremento de la delincuencia y la inseguridad (15,6%)
El 49,3 por ciento de los catalanes cree que el número de inmigrantes es excesivo y el 36,2 por ciento, que es elevado, según la encuesta ‘Perceción de los catalanes sobre la inmigración 2010’, del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat.
En la presentación de los resultados en Barcelona, el director del CEO, Jordi Argelaguet, ha señalado que a los catalanes les preocupa la inmigración -la consideran su principal problema, tras el paro y el funcionamiento de la economía-.
Aunque un 25 por ciento de los ciudadanos muestra posicionamientos «duros» en materia de inmigración, Argelaguet ha apuntado que el rechazo a los inmigrantes no sería tanto por su condición de extranjeros, sino porque compiten por los recursos del Estado del bienestar, sobre todo en un contexto de crisis.
Una porcentaje importante de los catalanes ve la inmigración como negativa (34%) y muy negativa (6,7%), y considera que los inmigrantes son el colectivo que más atención recibe por parte del Estado -el 72,9% cree que reciben mucha o bastante-, a mucha distancia de los parados, los pensionistas y los ancianos solos -el 11,2% opina que obtienen bastante atención-.
En la misma línea, la mayoría cree que los inmigrantes reciben del Estado más (38,7%) o mucho más (30,8%) de lo que aportan, casi la mitad se muestran muy de acuerdo (20,1%) o de acuerdo (27,2%) con que se expulse a los inmigrantes que se quedan en paro durante mucho tiempo.
En cuanto al Estado del bienestar, buena parte de los ciudadanos considera que los catalanes deberían tener preferencia a la hora de acceder a la atención sanitaria (47,8%) y de escoger escuela (61,8%), y que se debe invertir más en zonas con mucha inmigración para que no empeore la sanidad (68,5%) ni la educación (72,6%).
Leyes demasiado tolerantes
Otro foco de crítica son las leyes que regulan la entrada y permanencia de extranjeros en España, que consideran demasiado (47,3%) o bastante (30,4%) tolerantes, y la presencia de inmigrantes en situación irregular: en este sentido, el 27,2% los devolvería a su país de origen, y el 40% regularizaría sólo a los que tienen trabajo, con independencia del tiempo que llevan en España.
Para los encuestados, la inmigración se asocia a sentimientos de solidaidad (16,7%), aumento desmedido del número de extranjeros (10,5%), así como ilegalidad e irregularidad (7,6%), y los aspectos más negativos del fenómeno son los problemas de integración y el choque cultural (17,1%), y el incremento de la delincuencia y la inseguridad (15,6%).
De hecho, buena parte aboga por expulsar a los inmigrantes en situación legal que delinquen (76,2%), además de solidarizarse con los vecinos que protestan contra la construcción de una mezquita en su barrio (57,4%), y rechazar el uso del ‘burka’ (86,2%), aunque casi la mitad (49,7%) critica que se expulse a una alumna por llevar velo.
Consideran que la clave de la integración pasa por el trabajo (57,8%) y la lengua (53,7%) y que los inmigrantes deben mantener sólo aquellos aspectos de su cultura que no molesten a los catalanes (71,4%), al tiempo que, para autorizar su residencia, valoran más la calificación laboral y el buen nivel educativo que la presencia de familiares en Cataluña.
Asimismo, la mayoría opina que un partido político de ideología xenófoba o racista tendría poca (40,5%) o ninguna aceptación (27,1%) en Cataluña.