Además de Guatemala, países centroamericanos como Belice, El Salvador y Honduras tienen lugares arqueológicos donde se refleja cómo la sociedad maya vivió sus tres periodos
Nuevamente la selva guatemalteca de Petén es escenario de grandes hallazgos arqueológicos, esta vez, gracias a la tecnología GPS se ha descubierto la ciudad de «Cabeza de Piedra», nunca antes excavada.
Situada a tan solo 35 kilómetros del sur de Tikal, el GPS revela que en la ciudad Cabeza de Piedra que perteneció al periodo pre-clásico y clásico (600 A.C., hasta el 900 D.C) y que se estima que fue habitada por más de 2.000 personas, se hallan casi un centenar de edificios de los que destaca una pirámide de más de 7 pisos de altura, un observatorio astronómico, un tribunal ritual de pelota y varias residencias de piedra.
Según los estudios realizados, se cree que algunas de las casas de piedra fueron lugar de enterramientos de los primeros reyes de la ciudad, pues en el Periodo Pre-clásico tardío (del 600 al 300 A.C) el rey no se consideraba el centro del universo, por lo tanto no se les enterraba todavía en las pirámides.
Esta ciudad albergaría eventos en los que reunirían además de a su propia población, a los lugareños de las ciudades mayas cercanas para coronar a un rey o nombrar a un heredero real mientras se practicaban rituales sagrados, danzas escénicas con trajes de plumas y joyas de jade… seguramente los solsticios y equinoccios eran eventos multitudinarios en donde se reunirían rodeando los edificios que conformaban el observatorio astronómico.
En la Selva de Petén en Guatemala existen numerosas ciudades mayas de gran importancia, tal es el caso del Parque Arqueológico de Tikal, el más visitado de Guatemala y la cuenca El Mirador, en el que se descubrió un friso que recrea la escena del Popol Vuh (la Biblia Maya), en donde los hermanos gemelos Hunahpu e Ixbalanque descienden a Xibalbá, el inframundo en la cosmovisión maya, cargando Hunahpú la cabeza de su padre en la espalda.
Además de Guatemala, países centroamericanos como Belice, El Salvador y Honduras tienen lugares arqueológicos donde se refleja cómo la sociedad maya vivió sus tres periodos.