El arqueólogo Sergio Gómez,.ha destacado el carácter excepcional del túnel, al no haber sido saqueado, como sí ocurrió con otro localizado en los años 70 bajo la Pirámide del Sol
Ofrendas con materiales ‘muy importantes’, por ejemplo joyería de exquisita factura y piezas cerámicas, se encontraron en el túnel de La Ciudadela, en Teotihuacán, conducto que según las hipótesis del investigador Sergio Gómez podría conducir a tumbas reales.
La calidad de estos objetos, en materiales como el jade y la obsidiana, sugieren que allí pueden alojarse cámaras funerarias de emperadores, comentó Víctor Manuel Velasco, experto en Geofísica de la UNAM y encargado de los estudios con georradar en el sitio.
El georradar permitió conocer la longitud del túnel, que corre a más de 100 metros debajo del Templo de la Serpiente Emplumada y determinar también su orientación -de oeste a este- que coincide con la disposición del inframundo en las culturas mesoamericanas, agregó Velasco.
Igualmente se corroboró la existencia de las galerías funerarias.
Suman cientos los componentes de las ofrendas que se descubrieron en el túnel, dentro del cual los especialistas avanzaron ya once metros.
Gómez subrayó anoche, durante una breve entrevista, la relevancia de estos tributos, pero rehusó detallar su contenido.
‘Son las primeras ofrendas, pero todavía nos falta mucho, son materiales muy importantes’.
La disposición de las mismas indican que fueron colocadas por los teotihuacanos al clausurar el túnel, hace mil 800 años, en un ritual muy relevante, añadió.
El túnel, recordó el arqueólogo, no sólo fue cerrado, pues lo bloquearon también en su interior, lo rellenaron con esculturas y otros materiales.
Paulatinamente, el equipo de expertos ha removido los obstáculos y próximamente ingresarán a un área que les permitirá continuar la investigación en mejores condiciones, al contar con mayor espacio de trabajo.
En diciembre pasado se hallaron fragmentos de lo que debió ser la gran escultura de un águila.
Hasta ahora, se han retirado más de 200 toneladas de tierra y piedra del conducto subterráneo, en el que nadie ingresó durante casi 2 mil años.
El arqueólogo ha destacado el carácter excepcional del túnel, al no haber sido saqueado, como sí ocurrió con otro localizado en los años 70 bajo la Pirámide del Sol.