Me gustan las mujeres, pero no por eso tengo derecho a manosearlas
Algo nos tiene que quedar claro a todos: No, es no.
Y si, cuando una chica dice no, es no. Este domingo 12 de junio de 2011, al menos 2.500 mujeres han participado en la edición mexicana del The Slut Walk (“La Marcha de las Putas” en la lengua de Cervantes), convocado a través de las redes sociales por Minerva Valenzuela (@ladelcabaret), Areli Rojas, Atrévete DF y Hollaback.
El objetivo: mostrar su rechazo hacia las ideas machistas que sostienen que mediante su forma vestir ellas provocan las agresiones sexuales.
Al defender sus derechos, en esta singular marcha algunas iban vestidas con minifaldas, corsets negros, medias de red, zapatillas y grandes escotes donde podía leerse la leyenda «no es no», oración que también fue pintada en cientos de piernas de las mujeres participantes.
Profesionales, amas de casa, estudiantes, activistas y sociólogas recorrieron Paseo de la Reforma acompañadas de niños e incluso caballeros quienes también portaban carteles que rezaban «me gustan las mujeres, pero no por eso tengo derecho a manosearlas» y «ser hombre no me da derecho a un decirte sabrosa.
«Como hombres, tenemos la obligación de respetar a las mujeres porque también nosotros tenemos madres, hermanas, amigas y compañeras de trabajo que también pueden sufrir acoso sexual por parte de otros hombres», señaló Armando Franco de 30 años, quien acudió a la marcha también con su mamá y hermana.
A esta singular marcha acudió también Fernanda, una estudiante de ingeniería química en el politécnico de 21 años, quien portando un ajustado corsé negro, pestañas postizas en color morado y un casco color rosa reconoció:
«No me gusta que los hombres nos vean nada más como un par de bubis y por mi cuerpo, sino que realmente se interesen en mí».
El derecho a vestirse como deseen
Cuestionada sobre el porqué usar el casco rosa, señaló que es un instrumento que utiliza siempre como parte de sus prácticas profesionales y que es el modo de decirle a los hombres con los que estudia, que no por ser ingeniero, deja de ser mujer ni de merecer respeto.
«Mi campo de trabajo es bastante difícil porque es un en mundo es de hombres», reconoció la estudiante quien también hizo un llamado a las mujeres exigir sus derechos se visten como se vistan y a dejar de difundir la cultura un machista.
«No deje de vestir que como te gusta sólo porque te digan puta. Hay que seguir siendo como somos y cambiar porque los peores machistas no son los hombres, sino las mujeres y eso lo ves en casa. Desde ahí se tiene que modificar la idiosincrasia».
En este punto coincidió Celina Rodríguez, economista, quien consideró que las mujeres tienen el derecho de vestirse como deseen sin que ello las obligue a ninguna acción y por ello portaba una pancarta que decía «hasta en el último momento no es no».
«Queremos liberar de los derechos de las mujeres a través de las mujeres y con nuestros aliados que son los hombres. El siguiente paso debería ser una cultura distinta donde la mujer cambie su actitud, porque las mujeres somos también transmisoras de esos ideales machistas que nos lastiman. Por ello que trata de que poco a poco este tipo de movimientos vayan cambiando la idea que la mujer tiene de sí misma».
Esta «marcha de las putas» es un movimiento que inició en Canadá cuando un miembro de la policía canadiense llamó a las mujeres a «evitar vestirse como putas» para no ser víctimas de la violencia sexual, tras lo cual miles de mujeres salieron a la calle a protestar y defender sus derechos.
Contra la violencia sexual
En México, esta marcha se llevó a cabo simultáneamente en Oaxaca, Cancún, Puebla y próximamente se realizará en Tijuana.
En todas ellas, como lo es la del Distrito Federal, «el propósito es denunciar la violencia sexual contra las mujeres en los espacios públicos y subrayar que las mujeres no provocamos la violencia sexual y que no importa la ropa que traigamos puestas, nada lo justifica», explicó Edith López, una de las portavoces de esta marcha.
A esta convocatoria de mujeres que portaban mantas donde se podía leerse «¿qué me ves? ¿se te perdió algo? ¿tal vez la educación?» y «no soy una vagina ambulante sino una persona» se unieron también reconocidas activistas sociales como Marta Lamas, quien reconoció que todavía en el país hacia la figura femenina existe una doble moral por parte de los hombres.
«La doble moral es lo que hace es la división entre putas y decentes por eso es tan importante esta marcha en donde todas decimos que somos putas. Es muy importante por el tema, porque no se puede seguir culpando a las mujeres que viven agresiones sexuales por la ropa que usa o por el aspecto que tengan».
Asimismo, subrayó la importancia de esta marcha que fue convocada por las jóvenes de la sociedad civil quienes se comunicaron a través de las redes sociales:
«Es uno de los primeros eventos públicos donde las mujeres demuestran su rechazo a esta doble moral que las etiqueta».
Lamas criticó también la actitud de Ministerios Públicos y jueces que todavía consideran que mediante su vestimenta provocaron ser víctimas de agresiones sexuales.
«Lo que sucede en los Ministerios Públicos no es un problema de leyes, sino de mentalidades. Lo que necesitamos es un cambio cultural de mentalidades porque con la ley que tenemos no deberían ocurrir este tipo de cosas, pero muchos Ministerios y jueces juzgan con pautas culturales, no tanto por la ley por eso tenemos que cambiar esa cultura».
Por ello, hizo un llamado firme a las mujeres a no quedarse calladas cuando enfrenten este tipo de situaciones:
«Lo que tenemos que hacer es hacer una más público que estas cosas siguen sucediendo y sólo van a cambiar cuando todos se enteren y las mujeres empiecen a protestar por ello».
Finalmente, consideró que en el país y ha habido un cambio cultural pues hace 40 años nadie se hubiera atrevido a salir a una marcha que se llamara «de las putas».