Todas las muertes tienen una cosa en común: sobre los cuerpos dejan mensajes que indican la venganza entre dos bandas rivales de lo que fue La Familia, una organización que surgió en 2006 con tintes seudorreligiosos
La fractura del cártel de las drogas de La Familia, con sede en el estado mexicano de Michoacán, ha arreciado este mes los choques entre dos facciones y sembrado de cadáveres esa provincia, cuya capital, Morelia, es una de sedes del Mundial de fútbol Sub’17, que se inauguró este sábado.
Solo entre el sábado y el domingo fueron arrojados al menos 18 cadáveres en distintos puntos de los municipios de Lázaro Cárdenas (litoral del Pacífico) y de Jiquilpan y Sahuayo, en la frontera con el estado de Jalisco (oeste), de acuerdo a datos oficiales. En medios periodísticos se menciona que el número es mayor y podría llegar a 23: nueve del sábado y 14 del domingo.
Todas las muertes tienen una cosa en común: sobre los cuerpos dejan mensajes que indican la venganza entre dos bandas rivales de lo que fue La Familia, una organización que surgió en 2006 con tintes seudorreligiosos y con un supuesto ideal de defender a los michoacanos de la violencia de otros grupos.
Periodistas de la región han explicado a Efe que las facciones enfrentadas son la de Jesús Méndez, ‘El Chango’, y la Servando Gómez, ‘La Tuta’, aliado de Enrique Plancarte, alias ‘La Chiva’, quienes formaron en marzo pasado el grupo ‘Los caballeros templarios’.
El punto de quiebra, según han reconocido públicamente autoridades federales, fue la muerte a finales de 2010 de Nazario Moreno González, alias ‘El Chayo’, en un tiroteo con agentes federales.
La desaparición de ‘El Chayo’, cuyo cadáver nunca fue encontrado por la Policía, abrió la división entre ‘El Chango’ con los otros dirigentes porque éste quería aliarse con el violento cartel de Los Zetas, contra los que habían luchado antes para expulsarlos de Michoacán.
Al no llegar a un acuerdo, ‘La Chiva’ y ‘La Tuta’ crearon a ‘Los caballeros templarios’, a cuyos sicarios se atribuye, por lo menos en los mensajes dejados este fin de semana, la muerte de las al menos 18 personas en Lázaro Cárdenas, Sahuayo y Jiquilpan.
Las fuentes señalan que antes de esta ola violenta se cree que ‘La Tuta’ y ‘El Chango’ Méndez se iban a encontrar en los límites de Michoacán con Jalisco para llegar a un acuerdo, pero esta cita se frustró porque agentes federales dieron con uno de los grupos.
La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) informó a principios de junio de un enfrentamiento con sicarios de ‘El Chango’ Méndez, justo en los límites de Jalisco y Michoacán, donde murieron once pistoleros y fueron detenidos otros 36 supuestos delincuentes.
La SSP no habló de un posible encuentro entre los líderes rivales, sino de que la gente de ‘El Chango’ Méndez esperaba agazapada para tender una emboscada a integrantes de ‘Los caballeros templarios’.
Laboratorios escondidos
Michoacán, con litoral en el Pacífico y campos clandestinos de marihuana y amapola, es un importante receptor de cocaína sudamericana y de precursores para elaborar drogas de diseño en laboratorios escondidos, desde los que se envían toneladas de estos estupefacientes al mercado estadounidense.
En 2009 un delincuente detenido en uno de estos laboratorios reveló lo jugoso que resulta este ilícito negocio: por cada 75.000 dólares invertidos en la producción de estas drogas de diseño obtenía por su venta 225.000 dólares.
En medio de esta ola de violencia, a principios de este mes fueron abandonados 21 cadáveres en varios puntos de Morelia, la capital de Michoacán, pero fuentes periodísticas de la región señalan que esta matanza se debió a una venganza contra narcomenudistas (vendedores callejeros de drogas).
Las fuentes indican que la mayoría de las víctimas eran limpiaparabrisas o personas subempleadas y que muchas no tenían nada que ver con el crimen organizado, pero que fueron asesinadas en venganza por la muerte de dos hombres cercanos al jefe de La Familia en la plaza en Morelia.
Esta ciudad colonial, con una fuerte actividad cultural internacional, es desde este sábado pasado una de las seis sedes del Mundial de fútbol Sub 17, donde están concentrados los equipos de México, Congo, Holanda y Corea del Norte. Las autoridades del deporte han afirmado que la seguridad de los jugadores y los estadios está garantizada.