Cinco buques de la Armada chilena, medios aéreos y pescadores de la Isla Robinson Crusoe prosiguieron hoy la búsqueda de las víctimas del accidente de un avión militar, mientras las primeras investigaciones avalan la pericia de la piloto sin descartar que cometiera un error.
Hasta ahora sólo se han recuperado los cadáveres de cuatro personas, que ya fueron entregados a sus familiares, y restos humanos dispersos de otros ocupantes del avión, que cayó al mar el pasado viernes cerca de la isla, a 670 kilómetros del continente.
En el avión C-212 viajaban 21 personas, entre ellos periodistas de Televisión Nacional, como el popular presentador Felipe Camiroaga, miembros de una organización dedicada a apoyar la reconstrucción tras el terremoto de 2010, trabajadores del Consejo de la Cultura y funcionarios de la Fuerza Aérea (Fach).
Hasta ahora solo se han encontrado partes de la aeronave, entre ellas una puerta y una rueda, y los esfuerzos están orientados a localizar el fuselaje por la posibilidad de que algunos cuerpos estén en su interior.
El Gobierno considera muy probable que la aeronave se haya desintegrado con el impacto y que todos sus ocupantes hayan fallecido en el acto.
«Es muy probable que no tengamos un éxito total en este esfuerzo, pero al menos le debemos hacer todo lo que sea humanamente posible para alcanzar ese objetivo», reiteró hoy el presidente chileno, Sebastián Piñera.
A la búsqueda de los restos del accidente se ha sumado una vidente, Carmen Díaz, que viaja en uno de los barcos de la Armada desplegados en el lugar.
El ministro de Defensa, Andrés Allamand, que está en la isla, explicó que la vidente ha dado información «coherente y verosímil» respecto de los datos técnicos disponibles para la localización de las víctimas.
Al suroeste de la isla, donde se cree que cayó este avión CASA, continúa el rastreo submarino y si se detecta algún resto se recurrirá a buzos y a un robot para examinar a fondo las profundidades.
En las tareas participan asimismo cinco buques de la Marina, botes equipados con sonares para barrer la costa, y tres helicópteros militares que sobrevuelan el litoral. Con ellos colaboran los pescadores de la isla.
En tanto, las autoridades han iniciado la investigación sobre las causas de la tragedia.
Estos aviones no llevan cajas negras, de modo que la investigación se fundamentará en elementos como peritajes a las partes del aparato halladas por ahora, según anunció en Radio Cooperativa el fiscal de Aviación, Sergio Sepúlveda.
El secretario general de la Fach, Maximiliano Larraechea, defendió por su parte la competencia y experiencia de la teniente Carolina Fernández, de 26 años, que pilotaba el avión y, según dijo, tenía ocho años de servicio y más de mil horas de vuelo.
Sin embargo, Larraechea no descartó totalmente el error humano entre las causas de la tragedia.
«Estamos hablando de alguna falla de material, del efecto del viento, de algún error de la piloto, o de una mezcla de todo lo anterior».
Añadió que en el momento del accidente el avión, que intentaba aterrizar, «estaba con combustible», por lo que descartó que pudiera haberle faltado, y consideró también improbable que se precipitara debido a los fuertes vientos.
No obstante, Larraechea advirtió de que las posibilidades de saber con certeza qué ocurrió son bastante escasas.
Chile vive hoy el primero de los dos días de luto decretados por el Gobierno.
Muchos ciudadanos han acudido a mostrar su pesar a la sede de la Televisión Nacional, que hoy, en su programa matinal «Buenos días a todos», que presentaba el malogrado Felipe Camiroaga, realizó un sentido homenaje a las víctimas.
Ayer fue sepultada una de las víctimas, el periodista Roberto Bruce, y hoy se oficiaron en Santiago los funerales de otra periodista de TVN y de una funcionaria del Consejo de la Cultura y en la ciudad norteña de Antofagasta, así como las exequias por el cabo Erwin Núñez.
Con enorme pesar reaccionaron ante el accidente los ciudadanos de Robinson Crusoe, la única isla habitada, con 630 vecinos, del archipiélago, adonde el avión se dirigía para apoyar labores relacionadas con la reconstrucción de los daños dejados por el tsunami que en 2010 barrió ese territorio.
«La comunidad los llora», dijo a Efe el alcalde de Juan Fernández, Leopoldo González, quien aseguró que la gente se encuentra «muy apenada y acongojada».