Varias de las víctimas de la banda latinoamericana de ‘Los Pistolas Plateadas’, cuyos miembros están acusados de una veintena de atracos y diversas violaciones, han relatado al tribunal que juzga los hechos el trauma que supuso para sus vidas haber sido objetivo de los miembros de este grupo violento de origen latino.
«Les destrozaron la vida», ha aseverado en los pasillos de la Audiencia de Madrid una abogada que defiende a varias de las jóvenes afectadas por las agresiones sexuales. Las declaraciones de la chicas se han producido a puerta cerrada después de que el tribunal aceptara este extremo conforme a lo establecido por la Ley.
Tras concluir una testifical, una de las letradas ha comentado a los periodistas cómo ha afectado a las chicas el ser víctimas de estas agresiones sexuales, puesto que sus vidas cambiaron por completo e incluso una de ellas dejó la Universidad por el trauma que tenía.
La primera de las chicas en comparecer ha ocultado su rostro con unas gafas de sol que cubría casi por completo su cara y una bufanda. Con la cabeza gacha y llorando, la mujer ha tenido que entrar en la sala ayudada por una de las funcionarias por temor a encontrarse con sus agresores, quienes se encontraban en una de las salas pecera contigua a la principal.
Otra de las jóvenes que ha declarado ha pedido la ayuda de un agente para abandonar las dependencias judiciales debido al nerviosismo que presentaba al término de su testifical, de la que ha salido temblando.
Asimismo, han comparecido diversos testigos que presenciaron la huida de los miembros de esta banda en algunos de sus atracos. Una de las mujeres ha contado que sobre las nueve de la noche del 3 de enero de 2008 entró en un locutorio y pudo observar cómo tres hombres encapuchados salían despavoridos del lugar. «Iban tapados. No eran españoles», ha relatado.
ATRACOS Y VIOLACIONES
Los acusados, David B.F., John Alejandro T.D., Dario Arles N.V. y Rubén R.B se apodaba ‘Los Pistolas Plateadas’ por el color de las armas que empleaban. Están acusados de un delito de tenencia ilícita de armas, robo con intimidación, homicidio en grado de tentativa, atentado a la autoridad y falta de lesiones. Se enfrentan a penas de entre 30 y 100 años de prisión
En el escrito de acusación, el fiscal relata uno de los primeros asaltos cometidos el 31 de octubre de 2007. Así, narra que ese día sobre las 23 horas Dario Arles entró, en compañía de otra persona no identificada, a un locutorio ubicado en la calle Boltaña de Madrid.
Con una pistola, gritaron al dueño que «esto es un atraco denme el dinero» y, acto seguido, se apoderaron de 2.500 euros. El dueño se encaró con el atracador y éste le disparó a la espalda. A consecuencia, sufrió heridas graves.