Uno de los mineros chilenos que permanecieron durante 69 días atrapados bajo tierra ha reconocido que los primeros días llegaron a pensar en echarse a suertes la oportunidad de comerse a uno de sus compañeros para mantenerse con vida.
«Era una suerte de quién caía primero, en eso estábamos, el que caía primero… los demás íbamos a llegar ahí, igual que los animalitos», dijo el minero Samuel Avalos, en un documental realizado por TVN y la BBC, citado por el rotativo chileno ‘La Tercera’, a punto de cumplirse un año del suceso.
En los primeros días del encierro, los mineros dependían únicamente de la escasa comida que quedaba en el refugio. Antes de recibir ayuda de los servicios de rescate, habían conseguido sobrevivir con la ingesta cada 48 horas de dos cucharadas de atún en conserva, medio vaso de leche y media galleta.
En realidad, un libro sobre las tribulaciones de los mineros publicado el pasado mes de febrero ya revelaba que los mineros habían pensado en recurrir al canibalismo.
El libro ’33 hombres’, del corresponsal en Chile del diario británico ‘The Guardian’ Jonathan Franklin, recogía las siguientes declaraciones del minero Mario Sepúlveda, considerado «el más popular del grupo»: «Con o sin comida, tenía que salir de ahí. Tenía que pensar en qué minero iba a colapsar primero y empecé a pensar en cómo me lo iba a comer. No tenía vergüenza, no tenía miedo».