Todos los detenidos señalaron a Silvia Meraz, de 44 años, como autora intelectual de los asesinatos
Una familia del municipio de Nacozari, en el estado mexicano de Sonora, asesinó a tres de sus propios parientes en una ofrenda de sangre a la Santa Muerte. En los sacrificios habrían participado cuatro menores de edad.
Explica Manuel Cascante en ‘ABC’ que la Fiscalía sonorense detuvo a ocho miembros de la familia Meraz, quienes entre diciembre de 2009 y marzo de 2012 mataron a dos niños de 10 años y a una mujer de 55 en el transcurso de rituales para pedir protección, salud y dinero a la conocida como «Niña Blanca».
LA INDUCTORA
Todos los detenidos señalaron a Silvia Meraz, de 44 años, como autora intelectual de los asesinatos y de convencer al resto para degollarlos y ofrecer la sangre a la ‘Santa Muerte’.
Su propia familia la acusa de sacrificar a su amiga Cleotilde en 2009, luego a su hijastro Martín Ríos, de diez años, y finalmente a su nieto Jesús Octavio, también de diez años, durante rituales de sangre y oración celebrados en el interior de la casa y ante la imagen de la Santa Muerte.
La desaparición del pequeño Octavio, el mes pasado, fue lo que encendió todas las alarmas. Su muerte nada tenía que ver con la violencia en la región, ni con ajustes de cuentas, ni con guerra entre cárteles.
La policía comenzó entonces una investigación que terminó la semana pasada cuando aparecieron los tres cuerpos enterrados en un descampado a las afueras de Hermosillo.
«Silvia Meraz estaba convencida de que al ofrecer sacrificios humanos a la Santa Muerte le traería beneficios tanto en lo económico como en la salud y le daría protección a la familia, por eso persuadió al resto de la familia».
LOS MENORES
Ernesto Munro, secretario de Seguridad Pública estatal, informó de que las autoridades tienen en custodia a tres niños, de 1, 2 y 5 años, quienes se presume habrían participado en el último crimen, donde fue degollado un chiquillo de 10 años.
Bajo la tutela del Instituto de Tratamiento y Aplicación de Medidas para Adolescentes ha quedado una muchacha de 15 años, quien desde niña participaba en el culto a la Santa Muerte.
Según Munro Palacio, la adolescente ve como algo normal la práctica religiosa de su familia.
Los detenidos son los hijos de Silvia: Francisca Magdalena, Georgina Guadalupe y Silvia Yahaira, de 21, 20 y 15 años, y Ramón Omar Palacios Meraz, de 28.
Además de Cipriano Meraz Aguayo, el abuelo, de 83 años, y de Eduardo Sánchez Urieta y su mujer, Zoyla Hada Santacruz Iriqui, quienes ofrecieron a un hijastro como sacrificio.
Jesús Octavio, la última víctima, era hijastro de Martín Barrón Meraz, otro hijo de Silvia Meraz.
EL CULTO Y LA SANGRIENTA PATRONA
El culto a la Santa Muerte está muy difundido entre la delincuencia y la marginalidad mexicana. De origen sincrético, funde elementos prehispánicos con elementos cristianos, aunque la mayoría de las iglesias la rechazan y la condenan como satánica.
La Iglesia Santa Católica Apostólica Tradicional Mex-USA, «guardiana» de este culto, no está reconocida oficialmente, pero sus actividades son toleradas y públicas.