Por primera vez, Cáritas atendió en 2012 a casi a tantos españoles como extranjeros en su servicio de orientación laboral.
En total, 81.613 personas acudieron buscando orientación. La ONG da este dato el mismo día que la EPA revela que la tasa del paro ha subido hasta los 6.202.700 personas.
Se consolida así una tendencia que se viene apuntando desde el año 2009, cuando la proporción entre nacionales y foráneos atendidos por la organización comenzó a invertirse, según los datos que recoge la Memoria Anual de los Programas de Empleo.
En concreto, la población española atendida en los programas de empleo representaba el 25% de los beneficiarios en 2009, el 31% en 2010 y el 39% en 2011.
El año pasado, los nacionales ya fueron el 48%, por lo que «ya se puede decir que se ha equiparado el porcentaje de atendidos en cuanto al origen de las personas».
Así lo ha explicado en rueda de prensa el coordinador del Equipo de Promoción de Derechos y Economía Solidaria de Cáritas, Feliz Miguel Sánchez, quien ha comparecido junto a la directora del Área de Desarrollo Social e Institucional de la organización, Ana Abril, para concretar que el perfil mayoritario del usuario de estos servicios sería el de una mujer española o extranjera, con baja cualificación y una edad entre 36 y 45 años.
No obstante, además del cambio en la proporción de españoles, la organización detectó que el año pasado se «invirtió la tendencia» por la que el peso de las mujeres entre el total de usuarios era cada vez mayor.
Según la memoria, se debe a la incorporación al servicio de 1.196 personas en 2012, de las que 1.160 eran hombres. De este modo, las mujeres son el 67% de los beneficiarios, un 1% menos que en 2011.
Gente cualificada
Otro de los cambios tiene que ver con la formación, ya que cada vez hay gente más cualificada buscando empleo mediante Cáritas.
En 2011, sólo el 15% de los usuarios tenía estudios que superasen la Secundaria y un año después, esta cifra casi se duplica: el 29% de los beneficiarios tienen Bachillerato, FP o superior (24%) o estudios universitarios (5%), aunque las personas con formación básica siguen siendo mayoría (63%).
Para Sánchez, este incremento de personas cualificadas tiene que ver con que «la mancha de aceite sigue creciendo y cada vez afecta a más sectores de nuestra sociedad».
«La falta de formación no es el principal problema de nuestros parados, sino la falta de oferta, de sistema productivo y de actividad económica», ha señalado, para incidir en que ante esta situación, «la formación ya no es un escudo protector tan fuerte».
Según ha dicho, se trata de «nuevos perfiles de gente que nunca se había planteado acudir a Cáritas y que ahora lo hacen después de agotar todos los recursos», es decir, en su mayoría, como ocurre con los beneficiarios del servicio de orientación al empleo en general, son personas que llevan en paro más de dos años.
En España, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa, hay más de dos millones de personas en esta situación.
También en línea con los datos de la EPA, el informe de Cáritas arroja un envejecimiento de los beneficiarios de su servicio de orientación al empleo, pues se ha incrementado un 4% la cifra de quienes se encuentran entre los 35 y los 65 años, que ya son el 56% del total -el 31% tiene de 36 a 45 años y el 25% de 45 a 65-.
«Es el sustentador principal de la familia el que está en desempleo. Está en su plenitud laboral y sin embargo se encuentra en casa», ha lamentado Sánchez.
En cuanto al programa en sí, el 16% de los beneficiarios (13.318 personas) logró acceder a un puesto de trabajo, mismo porcentaje que el año anterior y un 4% menos que en 2010. Desde el año 2007, un total de 483.493 personas han pasado por los servicios de empleo de Cáritas y de ellos, un 17% consiguió su inserción laboral. La organización incide en que las personas que acuden a Cáritas son personas que buscan activamente empleo y que se esfuerzan por conseguirlo.
«Buscan incansablemente cualquier oportunidad laboral (…) y se forman», ha asegurado Sánchez, para descartar el tópico del «parado pasivo» que se limita a cobrar la prestación.