En Michoacán han proliferado en los últimos meses los grupos armados de autodefensa ante la falta de seguridad en algunas poblaciones
La violencia criminal en México no cesa. Si bien el Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha intensificado su ofensiva contra los grupos delictivos en algunos estados del país, los criminales siguen dando golpes de efecto.
Esto, como explica Teresa Plateros en ‘ABC‘, es lo que ocurrió el pasado domingo 28 de julio de 2013, cuando un vicealmirante de la Armada mexicana y uno de sus ayudantes fallecieron acribillados por un grupo criminal aún sin identificar en una emboscada lanzada contra ellos cerca de la localidad de La Noria.
El mando de la Marina, Carlos Miguel Salazar, dirigía las operaciones de los marinos en la octava región naval, en una zona que abarca los estados de Jalisco y Michoacán.
En esta zona coexisten grupos criminales como La Familia Michoacana, el cártel Nueva Generación, de Jalisco, y Los Caballeros Templarios, una escisión del primero.
El vicealmirante viajaba por una autopista entre las capitales de Michoacán y Jalisco cuando, para evitar un bloqueo, se desvió en su ruta y tomó un camino de tierra.
Fue entonces cuando el mando y sus acompañantes, su esposa y dos integrantes de la Marina, se vieron sorprendidos por los disparos «con arma de fuego» de los delincuentes en una carretera entre los municipios de La Noria y Las Cruces, del estado de Michoacán.
Inseguridad en Michoacán
«Como resultado de este lamentable hecho perdieron la vida dos elementos de la Armada de México, entre los cuales se ubicó al Vicealmirante Carlos Miguel Salazar Ramonet, Comandante de la Octava Zona Naval con sede en Puerto Vallarta», informaron fuentes oficiales tras la agresión.
El crimen es uno de los más prominentes desde que asumió el poder el presidente Enrique Peña Nieto, el pasado 1 de diciembre.
Aunque el Gobierno ha prometido resultados en materia de seguridad para comienzos de 2014 y esgrime que ya hay un descenso en la cifra de homicidios, en estados como el de Michoacán han proliferado en los últimos meses los grupos armados de autodefensa ante la falta de seguridad en algunas poblaciones.
Esta situación, que también se da en el vecino estado de Guerrero, ha generado confusión entre la población, que en los últimos años ha perdido confianza en las Fuerzas Armadas y en la Policía Federal mexicana, y ha sufrido una recurrente extorsión de parte de las bandas criminales.