El origen de la avería se encuentra en un sensor que impedía el funcionamiento normal de los "flaps" del ala izquierda
De desastre en desastre y tiro porque me toca. El Príncipe de Asturias se ha visto obligado a suspender su viaje de dos días a Sao Paulo por una avería en uno de los «flaps» o alerones del avión, en el que iba a viajar a Brasil.
Don Felipe tenía que haber despegado a la una de la madrugada de este lunes de la base aérea de Torrejón (Madrid), pero toda la delegación española abandonó el aparato una hora después por una avería en la aeronave que, tras siete horas de revisión por los mecánicos, no ha podido ser reparada.
«Es la primera vez que me pasa y ya tengo unos añitos», ha declarado el Príncipe de Asturias pasadas las ocho y media de la mañana.
La aeronave, un Airbus A-310 de la Fuerza Aérea Española, estaba preparada para partir de la base aérea de Torrejón en torno a la una de la madrugada, pero, siete horas más tarde, los técnicos no habían logrado completar con éxito la reparación.
El origen de la avería era un sensor que, al provocar un cortocircuito, impedía el normal funcionamiento de uno de los «flaps» del ala izquierda, por lo que los técnicos intentaron resolver el problema con la sustitución de esa pieza por otra extraída de un avión del mismo modelo sometido a revisión en las instalaciones de Airbus en la localidad madrileña de Getafe.
El otro Airbus A-310 pertenece también a la Fuerza Aérea y ambas aeronaves están dedicadas a los desplazamientos de miembros del Gobierno y de la Familia Real.
Fuentes de la Casa del Rey han explicado que, pese a haberse sustituido la pieza averiada, la reparación exige «una calibración absolutamente exacta» que requiere un tiempo de ajuste del que ahora no se dispone, por lo que el piloto ha decidido suspender el vuelo.
Durante las labores de reparación, el Príncipe y la tripulación han permanecido en el interior del avión, mientras que los integrantes de la delegación y los periodistas que acompañaban a don Felipe han aguardado el resultado de los trabajos en las salas de espera de las instalaciones de la base.
El vuelo tenía una duración prevista de casi once horas y el primer acto de la agenda de don Felipe en Brasil era una reunión con el gobernador del Estado de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, programado en principio para las 14:30 hora local (16:30 GMT).
EMBAJADOR DE LA MARCA ESPAÑA
Don Felipe tenía previsto completar una maratón de más de 37.400 kilómetros en 15 días para empezar a convencer a otras economías de que la española «va por el buen camino», animar a Gobiernos, fondos y empresarios a invertir en Españas y a las pequeñas y medianas empresas españolas a salir fuera e «internacionalizarse».
En el viaje 50 empresarios iban a acompañar al Príncipe con un objetivo de estricta diplomacia económica con el fin de atraer inversiones, vender la Marca España y abrir camino a los emprendedores españoles en la sexta economía del mundo, con un mercado de 200 millones de habitantes y unas previsiones de crecimiento del 3% en 2014 -las españolas son del 0,5%, según el FMI-.
El Gobierno, a través del Príncipe, que también viajaba a São Paulo acompañado por los secretarios de Estado de Comercio (Jaime García-Legaz) y para Iberoamérica (Jesús Gracia), tenía previsto insistir en el mensaje de que los grandes desequilibrios se han corregido y la recuperación española ha empezado.