Jack Beniston, de Stamford, Lincolnshire (Inglaterra) fue un pilar fundamental en la batalla contra el cáncer de su mujer Michelle O´Connor. La pareja estuvo unida desde el momento en el que le comunicaron la devastadora noticia, tal y como publica ‘Mirror‘.
Tan solo dos meses después de que la pareja tuviera a su primera hija, a Michelle O´Connor le diagnosticaron cáncer de útero. Meses después, otro mazazo golpearía sus vidas, Michelle tenía solo 48 horas de vida, tal y como le dijeron los médicos.
SU ÚLTIMO DESEO
A partir de ese momento, Jack Beniston se propuso cumplir el último deseo de su amada: casarse. Por ello se las ingenió para que las dos familias y amigos asistieran a una ceremonia muy peculiar que se celebraría en la sala de espera del Hospital de la ciudad de Peterborough (Inglaterra).
«Me las arreglé para conseguir que nuestras dos familias y amigos cercanos estuvieran allí, fue precioso».
El vestido lo compró la madre de Jack Beniston y se cortó a la medida que quería la novia. Los recién casados pasaron su noche de bodas en el hospital. Días después, Michelle fue trasladada a un hospital para enfermos terminales, donde falleció cuatro semanas después rodeada de su familia y amigos.
«Yo no podía dejarla sola, el hospital nos dio una habitación muy bonita y la acondicionaron como si fuera una suite de un hotel para que pasáramos nuestra luna de miel»,
relató Beniston.
«Cada día que pasaba dormía durante más tiempo y estaba cada vez más débil. Yo sabía lo que estaba por venir».
La pareja se conoció en un bar hace tres años y cada noche después de salir del trabajo, se reunían allí para charlar. Michelle O´Connor tuvo tres hijos con su anterior pareja, y una hija con Beniston el pasado verano.
Un mes después de fallecer Michelle, Jack Beniston decidió mudarse a casa de sus padres donde cuidará a su pequeña de 8 meses.
«Mi hija Marta ha sido mi mejor terapia», confesó el joven.
Jack se ha propuesto escalar el Monte Kilimanjaro esta Navidad y estar en la parte superior antes de Año Nuevo.
También está recaudando dinero para Sue Ryder Care, el hospital que se preocupó por el bienestar de Michelle en sus últimos días.