Varios espectros tienen atemorizados a los cadetes de la escuela de la Policía Federal 'Comisario General Juan A. Pirker', en el argentino barrio de Villa Lugano

El audio de la policía arañada por el fantasma del ‘cadete decapitado’

También solía aparecer una niña "que te llamaba para jugar y después desaparecía o a veces simplemente se ponía a llorar"

El audio de la policía arañada por el fantasma del 'cadete decapitado'
La policía arañada PD

A María Florencia Ledesma no se le quita el susto del cuerpo. La cadete de segundo año de la escuela de la Policía Federal ‘Comisario General Juan A. Pirker’ de la bonaerense Villa Lugano, denunció haber sido atacada por un fantasma el sábado 21 de marzo de 2015.

Según el blog ‘PolicialesAhora’, -que da cuenta ahora de otros casos similares a varios agentes y oficiales- el supuesto hecho paranormal se produjo alrededor de las 2:00 de la madrugada, cuando la víctima cumplía guardia en la Mesa de Vigilancia del Pabellón Femenino, ubicado en el subsuelo.

La joven escuchó ruidos provenientes de la habitación 11 la cual estaba vacía, y dio cuenta del incidente al oficial de Semana Ayudante Goycochea.

RASGUÑOS DE UNA SOMBRA NEGRA

El superior revisó la habitación en cuestión y al notar que estaba en orden le exigió permanecer en el pasillo. Sin embargo, momentos después, Ledesma volvió a pedir que Goycochea se presentara y esta a su vez al regresar vio a la cadete con rasguños en la cara, brazo y pecho.

La víctima le relató que siguió escuchando ruidos en la habitación, por lo que acercó lentamente a la misma y al hallarse próxima a la puerta, sintió que se le abalanzó una sombra negra.

De inmediato corrió hacia la puerta del baño, donde había luz artificial, y allí pudo ver su reflejo en el espejo, momento en el que advirtió las lesiones pero sin poder determinar quién se las infligió ya que se encontraba sola en el pabellón.

OTROS CASOS

Tal y como se reseñaba, este no es el único caso.

Un subcomisario que actualmente se desempeña en una de las secciones del lugar, afirmó en el mismo blog que «es frecuente» ver apariciones en la escuela de policías.

«Yo estudié hace ya más de 20 años, cuando todavía se llamaba ‘Ramón Falcón’ y lo que le pasó a esta camarada no es extraño. Es habitual que pasen estas cosas, aunque es la primera vez que escucho de un ataque. El 90 por ciento de los que pasamos por ahí vimos por lo menos una vez cosas extrañas. Y esto incluye a comisarios, comisarios inspectores, mayores y hasta los generales de la cúpula. El que te dice que adentro no vio aunque sea una vez algo de eso está mintiendo».

El subcomisario confirmó que en la Pirker suele aparecer el abanderado decapitado, pero agregó otras apariciones y sucesos misteriosos que hasta no hace mucho tiempo quedaban como anécdotas y no pasaban las paredes del instituto de formación policial.

«Adentro solía aparecer una nena chiquita que te llamaba para jugar y después desaparecía o a veces simplemente se ponía a llorar. También un cadete bombero que siempre se aparecía cerca de la autobomba y el ruido como de policías marchando en plena noche cuando todos estaban durmiendo. Algunos hasta hablaban de que alguien les estiraba las sábanas y a más de uno se le abría fuertemente el looker y te juro que no había nadie que fuera responsable de una posible broma».

También un cadete bombero que siempre se aparecía cerca de la autobomba y el ruido como de policías marchando en plena noche cuando todos estaban durmiendo. Algunos hasta hablaban de que alguien les estiraba las sábanas y a más de uno se le abría fuertemente el looker y te juro que no había nadie que fuera responsable de una posible broma».

El oficial explicó que

«nadie se animaba a contar estas cuestiones abiertamente a los jefes, porque te podían creer loco, te daban la baja y ahí te despedías del sueño de toda la vida de ser policía».

«Yo vi a la nena llorando dentro de la escuela y juro que no había ningún chico. No estoy loco, no sufro de alucinaciones, estoy apto para usar un arma y jamás maté a un civil. Es más, algunos cuentan historias similares de apariciones en comisarías o en puestos a custodiar. No es mi caso, pero a muchos les pasó. Yo creo en esas cosas, aunque no me sugestiono».

Por otra parte, el revuelo que provocó el ataque a la cadete fue tal que muchos compañeros y hasta superiores piensan en traer a un especialista en estas cuestiones para que «limpie» el lugar.

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