Keith Richards es un hombre irreverente, no hay duda. En las últimas semanas, promocionando su segundo disco en solitario, «Crosseyed Heart», menospreció la música de bandas como Metallica y Black Sabbath, a las que calificó de ser «dos grandes chistes», y ahora ha generado polémica al expresar su deseo sobre el destino de sus restos mortales.
El guitarrista de los Rolling Stones ha explicado que no le molestaría que sus hijas esnifen las cenizas de sus restos mortales, como hizo él con los de su padre. «Yo mismo les dejaré la pajita» (para aspirar), dijo, según unas declaraciones recogidas por «Mirror».
De momento, no está claro lo que opinan las hijas del músico de 71 años sobre este ritual funerario.
El guitarrista tiene dos descendientes de su matrimonio con Patti Hansen, Theodora, de 30 años, y Alexandra, de 28 años. Y dos hijos más de su primera relación sentimental estable, con la italiana Anita Pallenberg, Marlon y Angela.
En 2007 el guitarrista, antiguo adicto a las drogas duras, confesó que años antes había esnifado las cenizas de su padre Bert.
«Lo incineramos y no puede resistir la tentación de mezclar un poco de eso con una raya de cocaína para esnifar»,
dijo en esa ocasión, aunque años después aclaró sus palabras.
«Abrí las cenizas de papá, y algunas de ellas cayeron sobre la mesa ¿las debía profanar barriéndolas? Así que las limpié con mi dedo y las esnifé. Estoy seguro que él bendijo esa decisión. El resto lo esparcí en un árbol», dijo.