El iracundo pasajero debía llevar el día torcido, porque no se explica a qué viene semejante sarta de bofetadas en un autobús chino en plena hora punta.
El motivo de la salvaje agresión a la joven es que se había negado a cederle el asiento a un anciano.
Los demás pasajeros, mientras tanto, se hacen el sueco, hasta que el más sensato decide separar al agresor, cansado ya de dar guantazos a diestro y siniestro, al repetido grito de «¡hija de puta!»
La descripción del vídeo subido a YouTube añade un supuesto comentario del anciano al que no le cedieron el lugar:
«Las generaciones más jóvenes no saben respetar a los adultos mayores, por lo que la paliza fue una lección que la joven nunca olvidará».